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((**Es9.736**) Entonces empezó a hablar de los sucesos futuros de la guerra, tenida entonces por todos como inevitable, entre Francia y Prusia, del abandono en que Bonaparte dejaría a Roma, de la caída del Imperio Napoleónico; y de los terribles azotes que sufriría Francia y particularmente París. Al llegar a este punto el Venerable, conmovido y turbado, no sabía si proseguir, cuando Pío IX le sacó de su embarazo diciéndole: -Basta, basta, de lo contrario esta noche no podré dormir. Se cambió, pues, de conversación y, después de hora y media de audiencia, don Bosco se retiró. Al día siguiente Pío IX, que deseaba oír la continuación de aquella narración, mandó llamar a don Bosco, pero éste había salido ya para Florencia. El escrito profético de don Bosco llegó, no obstante, aquel año a manos del Pontífice. Se colige también por esta carta, hallada entre las cartas del Padre Santo, Pío IX, escrita de puño y letra por el Venerable y dirigida a un Cardenal, quizás al eminentísimo cardenal Bilio. La carta no tiene firma; quizá se olvidara de ello el Venerable, o quizás la dejara así a posta; pero S. E. el cardenal Bilio conocía tan bien, como nosotros, la escritura de don Bosco. Eminencia Reverendísima: El folio adjunto procede de cierta persona, que ya en otra ocasión demostró tener luces sobrenaturales; yo lo llevé conmigo este invierno a Roma. Algunas cosas ya se las dije como de paso al Padre Santo, pero no me atreví a dejar el escrito. Ahora que su bondad me pide que hable claro, positivo y definitivo, me animo a enviárselo. Hay otras cosas que no se pueden confiar al papel y que se podrán decir de palabra con el secreto que la materia requiere. Si algo parece oscuro, veré cómo se podrá dar la debida explicación. Sírvase S. E. de ello como quiera; solamente le ruego no decir mi ((**It9.829**)) nombre de ninguna manera, por motivos fáciles de suponer. Ciertaniente, si yo pudiera tener una persona segura y secreta para el Rey de Prusia, tendría más cosas que hacerle saber y que podrían serle agradables. Dénos su Santa Bendición. 29 de octubre de 1870. Nosotros tenemos copia auténtica de esta carta, obtenida fotográficamente. Como complemento de estas previsiones, atestigua don Joaquín Berto, don Bosco afirmó: <(**Es9.736**))
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