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((**Es9.657**) Al domingo siguiente se encontraba don Bosco en Calliano; desde allí respondía a la carta de un alumno clérigo: ((**It9.736**)) Querido Garino: He recibido con satisfacción tu carta y celebro tu tesonera voluntad de hacerte bueno para llegar a ser un sacerdote óptimo. Por mi parte haré todo lo posible; pero necesito también algo de la tuya. >>De qué? De confianza ilimitada en todo lo que toca al bien de tu alma. Necesitaría hacerte cazador de almas, mas por miedo a que seas tú cazado por otros, te propongo solamente que seas modelo de tus compañeros en el bien obrar. Además siempre será para ti una gran fortuna que puedas promover el bien o impedir el mal entre tus compañeros. Quiéreme como yo te quiero en el Señor y ruega además por mí, que soy de corazón tu Calliano, 10 de octubre de 1869. Afmo. JUAN BOSCO, Pbro. Al volver a Turín, daba las gracias a una bienhechora, y le transmitía los consejos pedidos. Turín, 11-9-69 Benemérita Señora: Por manos de la diligente Sor Filomena recibí la respetable cantidad de mil liras, que en su caridad ofrece en honor de María Auxiliadora, y para atender las diversas y graves necesidades de este nuevo edificio. No pude hablar con esta rel igiosa más que al vuelo, por lo que tampoco me fue posible transmitirle mis más rendidas gracias, como yo hubiera querido. Ahora, mientras cumplo mi deber de gratitud, le aseguro que seguiré haciendo en común diariamente oraciones especiales ante el altar de María Auxiliadora, y espero que la gracia que pide le será concedida sin falta. Dice usted que hasta ahora todavía no la ha obtenido, y que es una tribulación familiar. Aunque ignoro cuál sea, he aquí lo que le puedo decir de positivo: siga rezando y resígnese a la voluntad divina. La tribulación llega a su fin. Hay cosas que ahora parecen espinas y que Dios trocará en flores. Una mirada al crucifijo y un fiat voluntas tua (hágase tu voluntad); esto es lo que Dios quiere de usted. Mientras tanto, acepte este consejo: las llagas de familia hay que curarlas, sin amputar. Disimular lo que desagrada, hablar con todos y aconsejar con caridad y firmeza, es el remedio con que usted lo curará todo. ((**It9.737**)) Perdóneme esta libertad; estoy dando clases a Minerva; compadézcame. Mañana (12) celebraré la santa misa y mis muchachos comulgarán según su piadosa intención. Dios le bendiga, a usted y a toda su familia, y conceda a todos muchos años de vida feliz con el precioso don de la perseverancia final. (**Es9.657**))
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