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((**Es9.61**) ((**It9.53**)) También don Juan Bautista Francesia sostenía correspondiencia por otros motivos con el padre Oreglia. Este le contestaba manifestando su opinión sobre ciertas narraciones de autores religiosos; le daba noticias de lo que se pensaba, se hacía y se temía en Roma; y le hablaba de La Unidad Católica. Con ocasión de acudir los católicos a las urnas para las elecciones políticas había proclamado el teólogo Margotti el principio de: Ni elegidos, ni electores. Pero la Autoridad eclesiástica de Turín no aprobó el celo del periodista católico y le aconsejó que detuviera aquel programa. El teólogo Margotti obedeció, pero, pocos días más tarde, llególe un aviso del Vaticano, y volvió a sostener su tesis. Roma, 24 de enero, 1868 Muy querido profesor don Juan Bautista Francesia: Le agradezco su muy atenta del 20 del corriente mes; cumplí su encargo para el autor de Tigranate y de Don Ciccio y esperamos que se enmendará y corregirá. Lo mismo le decían al padre Bresciani. Estos poetas, en prosa y en verso, son todos así; ven las cosas por los aires y entre nubes, sin darse cuenta de que las visten con palabras que después producen consecuencias muy distintas a la que ellos quisieran. Como ve, yo pienso como usted. Y, hablando en confianza, sepa que también en nuestros internados no todos estos libros están permitidos. Estos autores celebérrimos dicen que no escriben para niños. Pero todos somos niños. Sin embargo, en la diversidad de pareceres, sin querer imponerse ni avasallar, conviene contentarse con el resultado de las dos fuerzas: literaria intrínseca y censoria extrínseca. Y en cuanto a mí, disfruto y agradezco cuando se aumenta la segunda. Lo que usted hizo por su parte. Deo gratias. En cuanto al asunto de las elecciones usted sabrá qué es lo que aquí se piensa por los pequeños comentarios del Osservatore Romano y del Giornale di Roma. Aunque indignamente yo pienso igual. Y espero que volverá, no digo a pensar (que siempre pensó así), sino a escribir el teólogo Santiago Margotti. Aquí estamos persuadidos de que no se conseguirá nada bueno y que se comprometerán más aún los católicos. Me alegran sus buenas noticias y las de los suyos. Que Dios les bendiga y proteja siempre. Por aquí anda Federico siempre con asuntos buenos, bajo todos los aspectos. Habla de marchar. Por lo que a mí toca, contentísimo de verle. Todos hablan bien de él y hace mucho bien; hasta ahora ignoro que haya ido a ningún baile en este carnaval. Digo esto porque estamos de carnaval y en broma. Ha hecho mucho bien a los garibaldinos y lo sigue haciendo con enfermos y sanos. Y me parece que también lo hace con ((**It9.54**)) sus amigos del Oratorio y nuestros: digo nuestros a los del Oratorio; ya que con ellos compartimos el corazón y los triunfos y las penas. Por aquí andamos fortificándonos in curribus et in equis (por todos los medios: carros de combate y caballos) y no nos faltará el in nomine Domini (en nombre del Señor), sobre todo si don Bosco ruega por nosotros, como ciertamente hace. Los peligros aumentan: esto es patente y el mes de octubre no ha sido que un prologuito.(**Es9.61**))
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