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((**Es9.583**) Don Bosco sonrió ante aquella petición y les preguntó si tenían fe en la Virgen. Respondieron que sí. Entonces él les dijo: -Recitemos, pues, todos juntos el avemaría. Y después los bendijo. Inmediatamente, los muchachos, sentados en la cama, con las manos tendidas hacia su ropa, le preguntaron: ->>Podemos levantarnos? -Pero >>tenéis verdadera fe en la Virgen? -Sí... sí... -Pues bien; ílevantaos!, dijo don Bosco. Y se retiró. Los muchachos empezaron a vestirse a toda prisa. El ((**It9.653**)) Director acompañó a don Bosco a su habitación y volvió enseguida a la enfermería para cerciorarse de la eficacia de la bendición. Seis ya habían bajado al patio a jugar. Sólo uno se había quedado en cama, un tal Juan Baravalle, el cual preguntó si no se pondría peor levantándose. El director, al ver que le faltaba la fe que creía necesaria para poder curar de repente, dada la gravedad de la enfermedad, por lo demás no mayor que la de los otros, le mandó que no se levantara. Y bajó al patio. Soplaba en aquella cumbre alpina un viento húmedo y frío y andaba él pensativo y angustiado por su responsabilidad y por las órdenes del médico que había recomendado muchas precauciones, sobre todo que los enfermos no se expusieran de ningún modo al aire. Fue a buscar a los enfermos en medio del tumulto de los juegos. Examinó uno a uno su cara, el cuello y los brazos y vio que pústulas y granos habían desaparecido. Estaban entre los curados los alumnos José Demagistris, más tarde profesor en el Real Liceo de Turín y Carlos Passerini, profesor de los cursos técnicos en esta misma ciudad. Ambos están dispuestos a corroborar el hecho bajo juramento. Al día siguiente, 30 de mayo, hubo en el colegio una gran fiesta, que terminó por la tarde con la solemne entrega del premio de buena conducta a seis internos con el aplauso de todos los compañeros. Asistía un gran número de invitados. Fue nombrado el primero para recibir el premio, precisamente Demagistris... El doctor Magnetti se levantó y respondió por él a la llamada: -íEsta enfermo! Pero, con harta sorpresa, le oyó contestar: -íPresente! (**Es9.583**))
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