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((**Es9.566**) el primer puesto en mi memoria, si no te pongo siempre en el principio de mis cantos de alegría>>. Su seguro servidor JUAN BONETTl, Pbro. Los protestantes se habían instalado en Pietra Marazzi hacía varios años. El Pastor respondió muy difusamente a Bonetti, y éste replicó: Muy apreciado Señor: Las muchas ocupaciones que me han tenido sujeto durante los días pasados, ocasionaron el retraso del debido encuentro, tanto más que hube de leer atentamente su respetable cuaderno. Yo pensaba hallar en él una respuesta clara a mis preguntas, pero usted presenta cuestiones que no tienen nada que ver con las nuestras. Sin embargo yo no quiero detenerme en la cuestión literaria, señalando los errores gramaticales de su escrito, ni tampoco emplear palabras vulgares para responder a las calumniosas expresiones en él usadas; dejemos aparte ruindades e insultos y contésteme claramente a las preguntas ya formuladas: 1.° >>De qué Biblia pretende servirse? Dice usted que Diodati hizo su traducción sobre el texto original griego y hebreo. Pero >>quién le asegura que Juan Diodati ha sido fiel en su traducción? ((**It9.633**)) Y cuando pueda asegurarlo, >>quién le garantiza que el Evangelio de San Lucas, San Mateo y otros no son obra de Tito Livio, de Salustio, de Séneca, de Flavio Josefo, de Filón Hebreo o de otro escritor antiguo? Me indica que lea un autor católico, pero, si usted admite la creencia de estos autores, toda cuestión queda resuelta, puesto que usted, Dios lo quiera, vuelve al Catolicismo. Por tanto, si usted desea ser consecuente con usted mismo, debe seguir los principios protestantes y atenerse sólo a la Biblia. 2.° Resuelto este primer punto, podemos pasar a otro, expresado así: >>Cree usted que un buen católico se puede salvar en la propia religión? Los antiguos pastores valdenses Maston y Malones, el moderno Amadeo Bert, los anglicanos Milnes, Vatson y Gatzan dicen que sí. Si usted es del mismo parecer que ellos, yo no añado más que las palabras de Enrique IV rey de Francia. Este monarca, invitado por un congreso de pastores protestantes a seguir su secta, les hizo esta pregunta: ->>Creéis que los católicos se pueden salvar en su religión? -Sí, respondieron. Repuso cuerdamente el Rey: -Si el católico puede salvarse en su religión, >>por qué la habéis abandonado vosotros? Vosotros decís que el católico puede salvarse en su religión; los católicos, por el contrario, aseguran que los protestantes están fuera de la verdadera fe; por consiguiente es razonable que yo siga la religión en la que, por consenso de católicos y protestantes, puedo salvarme. Resueltas estas dos preguntas pasaremos a otras no menos importantes. Pero es preciso que seamos claros, positivos y que no pasemos a una nueva cuestión hasta que esté agotada la primera y que las partes hayan convenido en ella. Créame, señor, (**Es9.566**))
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