Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es9.550**) -Escuche, le respondió con dignidad el Venerable; lo mismo que usted se ha permitido criticar a hombres inocentes y beneméritos, en presencia de tantas personas, creo que también yo podré referir a esos mismos hombres, en privado, lo que usted no temió decir de ellos públicamente. -Le ruego no diga nada; sería mi ruina. -Debemos ser justos; por lo mismo le respondo francamente; no puedo asegurarle nada. Insistía el Comendador con sus ruegos, pero don Bosco se mantuvo firme y no quiso prometer nada; aquél se retiró muy apesadumbrado. El 19 de abril, al atardecer, llegó a Mornese. Fue recibido con alegría por sus muchos amigos y, según su costumbre cuando iba a cualquier población, predicó, confesó y visitó a los enfermos. Visitó también el amplio colegio en construcción, destinado en el primer momento a los jóvenes estudiantes, lejos todavía de estar acabado, aunque ya hubiera muchas dependencias habitables. Don Carlos Ghivarello había hecho los planos y vigilaba la construcción. Los mornesinos querían ver pronto cumplidos sus deseos, y seguían prestando gratuitamente el transporte de materiales en los días festivos. Don Domingo Pestarino daba vino y merienda a los transportistas y pienso a los borricos y a los bueyes. Las hijas de María se desparramaban por los viñedos y recogían piedras, que arrimaban hasta el camino, adonde iban los carros a cargarlas. Don Bosco habló con don Domingo Pestarino sobre el modo de acabar lo antes posible la grandiosa construcción; la manera de superar alguna dificultad financiera; de encargar a los aprendices del Oratorio puertas, ventanas, pupitres y herrajes; ((**It9.614**)) y de mandar a su tiempo algún carpintero del Oratorio. Parecía totalmente preocupado por la educación de la juventud masculina; pero el conjunto de acontecimientos que se siguió deja entender que en su mente ya se maduraba el proyecto de reunir un nuevo grupo de almas escogidas bajo el manto de María Auxiliadora, que se ocuparan de las niñas. Sabía la necesidad que había de ello. Eran continuas las instancias, también de familias buenas, que le pedían colocara a las muchachas en algún instituto. A tal fin había escrito, pocos días antes, una carta a la Rvda. Madre Eudoxia, Superiora de las Fieles Compañeras de Jesús, en Turín. (**Es9.550**))
<Anterior: 9. 549><Siguiente: 9. 551>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com