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((**Es9.519**) negarle obediencia: No, porque obrando así el cuerpo quedará desorganizado e incapaz para todo. Téngase siempre presente que el Superior es el representante de Dios y quien le obedece a él, obedece al mismo Dios. >>Qué importa que sea en muchas cosas inferior a mí? Más mérito habrá en mi sumisión. Por otra parte piénsese que el mando es un peso enorme, y que el pobre Superior con gusto se libraría de él, si no le obligara a mantenerlo vuestro propio bien. Procurad, por tanto, aligerárselo mostrándoos dispuestos a la obediencia y sobre todo aceptad de buen grado cualquiera de sus mandatos y amonestaciones, porque él hace un esfuerzo para mandaros: y, si viera que sus palabras os disgustan y os inquietan, quizá no osaría amonestaros más y entonces el mal sería para vosotros y para él. Si nosotros, considerándonos como miembros de este cuerpo, que es nuestra Sociedad, nos conformamos con cualquier función que nos toque desempeñar, si este cuerpo está animado por el espíritu de caridad, y guiado por la obediencia, tendrá en sí mismo el principio de la propia subsistencia y la energía para realizar grandes cosas para gloria de Dios, bien del prójimo y salvación de sus miembros. No se pretende, sin embargo, decir con esto que uno esté obligado a cargarse con pesos que no puede soportar. Cuando alguien no se sienta con fuerzas para cumplir el cargo que se le ha confiado, dígalo y se le quitará. Lo que se requiere es que cada uno esté dispuesto a hacer lo que pueda cuando le fuere impuesto, de modo que si también un sacerdote se viera en la necesidad de fregar platos, lo haga, tanto más cuanto que tenemos el ejemplo de algunos que dejaron de dar clase para trabajar en la cocina. Hemos de tener siempre ante los ojos el fin de la Sociedad, que es la educación moral y científica de los muchachos pobres abandonados, con los medios que la divina Providencia nos proporciona. Además, siguiendo la comparación del cuerpo, si la cabeza debe dirigir todos los miembros, hay algunos miembros subordinados a la cabeza que presiden y dirigen los movimientos y los oficios de otros miembros. Quiero decir con ello que esta Sociedad consta de un Capítulo Superior, cuyos miembros hacen las veces de don Bosco y hay que obedecerles como al mismo don Bosco. Y, a fin de que todos sepan cómo regularse, es necesario también que todos conozcan a los que deben obedecer. Se entiende que el Prefecto es don Miguel Rúa; el Director espiritual de los clérigos, don Juan Cagliero; el Director de las enseñanzas científicas, don Juan Bautista Francesia, y así los demás que ya se conocen. De este modo se viene a formar el unum (grupo). ((**It9.576**)) Ahora que nuestra Congregación se arraiga, es necesario que nos reunamos con frecuencia para explicar lo más esencial, y luego lo demás, a medida que nos lo permita el tiempo. Los privilegios concedidos a nuestra Congregación pueden ayudarnos ya desde ahora, y dentro de pocos días mandaremos dos de los ya admitidos a ordenarse, sin más título que el de miembros de la Sociedad de San Francisco de Sales. Esto en general; en particular os doy dos consejos. Mucho cuidado, para no romper esta unidad. He observado una cosa que no me gusta. Es el ver que haya dos, tres, cuatro o cinco hermanos siempre juntos, siempre los mismos y casi siempre separados de los demás. No sé qué hacen; no quiero pensar mal, diciendo que no hablen bien, según nuestro fin, se entiende. >>Qué significa este formar grupo aparte? >>Tienen, acaso, distintos intereses que los compañeros? Deseo que estéis siempre con los muchachos durante el recreo, conversad con ellos, jugad con ellos, dadles buenos consejos. Vigiladles. Cuando no podáis mezclaros (**Es9.519**))
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