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((**Es9.47**) Estos otros estaban destinados a los miembros de la familia Provera, a los que don Bosco, en su agradecimiento, consideraba como hijos suyos espirituales. -Mucha paciencia con los jóvenes. ((**It9.38**)) -Soportar los defectos de los demás. -En el trabajo búsquese la gloria de Dios. -No dé reprimendas a toda hora; use el garrote cuando haga falta (al anciano padre). -Animo; al fin todo se paga. -Con hechos, con palabras, enseñe la religión a su familia (a la madre). -Ayude al papá a corregir y avisar, pero no se olvide de sí misma. -Después de los trabajos y los combates te espera un gran premio. -Vigila tu salud temporal y espiritual y la de tu familia. Formó época en Mirabello este reparto y mientras los muchachos meditaban sus papelitos esperando una visita de don Bosco, él recibía cartas de agradecimiento, una de las cuales transcribimos por su ingenuidad. Mirabello, 15 de enero de 1868 Rvmo. Sr. don Bosco: íCuántos besos doy al querido aguinaldo que salió de las manos de don Bosco y a quien se lo dictó, la Santísima Virgen! También yo quisiera darle un aguinaldo, si lo acepta, porque yo se lo doy de corazón. He oído hablar tan bien de la Sociedad de clérigos y sacerdotes, que no veo el momento en que tendré la dicha de entrar en ella. Esto puede ser un simple y pasajero ímpetu de mi corazón y, si así fuese, usted lo conoce mejor que yo; por esto he pensado ponerme totalmente en sus manos, porque sé en qué manos me pondrá. Don Bosco conoce mi interior, sabe de qué soy capaz; disponga, don Bosco. Ahora, además, le pido, con lágrimas en los ojos, una satisfacción. Mi corazón, hace tiempo estaba tan contento que hasta estaba tentado de soberbia; y, a veces, tan sumamente triste que no podía encontrar la paz. Pero íqué alegría cuando manifesté esto a mi confesor y éste me aseguró que nada tenía que temer por el pasado! Cuando, luego, pude ir a confesarme con usted, ya sabe, don Bosco, que me hizo ciertas preguntas que me dieron algo que pensar. Ahora he oído hace poco al señor Director que, exhortado por don Bosco a avisar a los que hacen confesiones sacrílegas, interrogando cómo hacerlo, usted le respondió que cuando niegan al ser preguntados, basta para ellos un aviso general: que lo piensen. Este pensamiento me hace temblar. Por caridad, don Bosco, expóngame el estado de mi conciencia; estoy dispuesto a obedecerle en todo. Temo que mi don Bosco haya querido avisarme también a mí de ese modo. Por caridad, consuéleme, dígame, dígame todo; yo lo haré, lo haré.(**Es9.47**))
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