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((**Es9.305**) admirable porque los peticionarios conseguían las gracias pedidas en el mes y el día fijado. La Virgen lo dejaba a su albedrío. El mismo efecto producían las cartas que él mandaba con una estampita de María Auxiliadora. En efecto, de todas partes le llegaban testimonios de agradecimiento, mas él atribuía el mérito a las oraciones y a las fervorosas comuniones de los buenos alumnos del Oratorio, y nunca dejó de manifestarles el afecto y agradecimiento de los agraciados. Don Bosco salió de San Ignacio, después de haber hecho una colecta para el Oratorio de San Luis en Puerta Nueva, y volvió de nuevo a Valdocco. En la iglesia nueva faltaban todavía muchos objetos necesarios o convenientes para el ejercicio decoroso del culto, y él iniciaba para todo ello colectas especiales, una tras otra, porque, decía, si uno se apresura a terminar de golpe una obra, con todos los accesorios, haciendo deudas, muchísimos bienhechores, al verla acabada, fácilmente creen que no es necesario su concurso y se enfrían. Comenzó, pues, a escribir, hizo imprimir una carta dirigida a los bienhechores de la iglesia, y mandó un millar de ellas con laborioso y cuidadoso trabajo. Era una carta de agradecimiento, ((**It9.327**)) de homenaje y, a la vez, una promesa y una oración. El homenaje consistía en la medalla conmemorativa de la inauguración del Santuario; la promesa se refería a la oración diaria establecida, como se ha dicho, en favor de todos los bienhechores. Benemérito Señor: Con la mayor satisfacción tengo el honor de poder participar a V. S. B. que la iglesia dedicada a María Auxiliadora, cuya construcción fue tantas veces objeto de su caridad, ha sido solemnemente consagrada al culto divino. La función comenzó el 9 del pasado junio y terminó el 17 del mismo mes por la mañana. Apenas se acabe de imprimir la relación de este glorioso octavario, tendré sumo gusto en enviarle un ejemplar. Ahora, mientras le manifiesto por mi parte, la más profunda gratitud, ruégole acepte una medalla conmemorativa que lleva en el anverso la imagen de Maria Auxiliadora de los Cristianos y en el reverso la fachada de la nueva iglesia. Espero que sea para su familia un grato recuerdo y fuente de perennes bendiciones, que la augusta Reina del cielo hará descender sobre usted y sobre todas las personas que componen su respetable familia. Creo que también le satisfará saber que se ha establecido un servicio religioso diario en la nueva iglesia en favor de todos los beneméritos donantes, que con sus limosnas han promovido en cierto modo esta obra de pública beneficencia. Consiste este ejercicio en oraciones comunitarias, el rezo del rosario, comuniones y celebración de la santa misa. Y ahora que la construcción está acabada en la parte material, se la presento a usted como un mendigo que necesita ser vestido y alimentado; quiero decir, que la iglesia necesita ser provista de ornamentos y vasos sagrados y de cuanto se precisa (**Es9.305**))
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