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((**Es9.284**) perversión de los tiempos y el enfriamiento general de la caridad, puso manos a la obra y, no voy a recordaros, queridos y respetables turineses, que lo sabéis mejor que yo, ni tampoco a los forasteros que estén aquí presentes, lo que ha hecho, cómo lo ha logrado, qué frutos ha recogido en este campo estéril e inculto, qué triunfos ha alcanzado. Me conformo con deciros: mirad y ved con vuestros ojos, tocad con vuestras manos. >>Para dilatar y acrecentar esta obra, digna de los Loyola, los Calasanz, los Emiliani, los La Salle, veis aquí reunido un selecto batallón de sacerdotes que, sacrificando todas las ambiciones humanas de cargos y triunfos, renunciando a las comodidades de una vida más tranquila, se impusieron la trabajosa, y no siempre agradable, misión, de atender a estos jovencitos, haciéndose pequeños con los pequeños, humildes y pobres con los pobres y los humildes, para conducirlos por el camino de la virtud, sin más recompensa que la esperanza de tener un día una turba numerosa haciéndoles corona en el cielo. >>>>Y quién tuvo la fuerza de alcanzar de ellos tantos sacrificios? Sólo aquel que dijo: Omnia traham ad me ipsum, y les atrajo con aquellas dulces y consoladoras palabras: todo lo que hiciereis al más pequeño de mis hijos, lo consideraré como hecho a mí mismo (Mat. XVIII-5). Y así como estas palabras, que contienen una profecía y una promesa, nunca dejarán de cumplirse, tampoco faltará en la Iglesia quien las aprecie y aproveche para sí y para otros. Y, al igual que un día la sangre de los mártires, en el decir de Tertuliano, fue semilla fecunda de cristianos, así también, al presente, sucederán a los extinguidos otros institutos, distintos en hábitos, en formas, en leyes, pero siempre rigurosos observantes ((**It9.302**)) de los consejos evangélicos y sostenedores de la más generosa caridad fraterna; y la Iglesia perseguida, empobrecida, oprimida, saldrá más pura y más hermosa del crisol de las tribulaciones para perpetuo testimonio de la profética sentencia: Portae inferi non praevalebunt...>>. Expuesta finalmente la profecía: Beatam me dicent omnes generationes (Me llamarán bienaventurada todas las generaciones), terminaba así: <>qué significa este magnífico templo? >>Quién lo levantó y a quién fue dedicado? Vosotros mismos me tomáis la delantera y, mientras yo admiro el cumplimiento de tan extraña e increíble palabra, me señaláis una nueva prueba en el templo, que la piedad mariana y el amor a esta extraordinaria creatura lo ha levantado, y con los encendidos afectos que brotan de vuestro corazón, con la (**Es9.284**))
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