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((**Es9.168**) Notemos, además cómo, ante la vid, apareció un personaje del que el Siervo de Dios aseguró que le era desconocido, pero que después se convirtió en su guía e intérprete. En el relato de este sueño, como en el de otros muchos, don Bosco solía darle a veces el nombre de desconocido para ocultar, tal vez, la parte más grandiosa de cuanto había contemplado y diremos también, lo que indicaba claramente la intervención sobrenatural en estos sueños. Como le preguntásemos en distintas ocasiones, valiéndonos de la confianza íntima con que nos distinguía, sobre la naturaleza de este desconocido, aunque sus respuestas no fuesen explícitas, pudimos deducir por ciertos indicios que el guía no era siempre el mismo, y que, a lo mejor, unas veces era un Angel del Señor, otras un alumno difunto, bien San Francisco de Sales, bien San José u otros santos... En algunas ocasiones dijo de una manera concreta que había sido acompañado por Luis Comollo, por Domingo Savio o por Luis Colle. Alguna vez, además, la escena se alargaba en derredor de estos personajes con apariciones simultáneas que le hacían cortejo o compañía. (**Es9.168**))
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