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((**Es8.878**) nos hemos reunido todos para tratar lo que debía hacerse en un día tan solemne. Decía uno: si yo tuviese un reino me gustaría ofrecérselo, porque es verdaderamente digno de él. Estupendo, respondieron todos; pero, somos unos pobrecitos y no tenemos nada. íAh! añadieron mis compañeros, si no tenemos un reino para darle, podemos al menos hacerle Rey del Oratorio de San Francisco de Sales. íQué suerte la nuestra! exclamaron todos, entonces se acabaría la penuria entre nosotros y habría una fiesta continua. Hubo un tercero después que, creyendo sin fundamento las otras proposiciones, concluyó diciendo, que podíamos hacerle rey de nuestros corazones, dueño de nuestro cariño; y como algunos de nuestros compañeros ya están bajo su mando en la milicia, ofrecerle nuestra fidelidad, nuestra solicitud, si llegara el tiempo en que debiéramos formar en el regimiento que él manda. Bienv. ->>Qué respondieron tus compañeros? Fil. -Todos recibieron con alegría el proyecto. En cuanto a los ((**It8.1037**)) adornos para la recepción dijimos todos a una voz: estos señores ven cada día cosas grandes, cosas magníficas, cosas majestuosas en su casa y sabrán compadecer benignamente nuestra impotencia; y tenemos un motivo más para esperar la bondad y generosidad de su corazón. Bienv. -Bravo, muy bien dicho. Teod. -Muy bien, apruebo lo que decís. Pero mientras tanto; >>no debemos al menos demostrar nuestra gratitud y dirigirles algunas palabras de reconocimiento? Bienv. -Sí, amigos míos; mas antes querría que apagaseis mi curiosidad con respecto a los Oratorios y a lo que en ellos se hace. Fil. -Pero abusaremos de la paciencia de estos queridos bienhechores. Bienv. -Creo que les gustará oírlo. Puesto que ellos han sido y siguen siendo nuestros insignes bienhechores escucharán con agrado el objeto de su beneficencia. Fil. -No me encuentro en situación de poder hacerlo, pues apenas hace un año que me encuentro aquí. Tal vez Cratippo, que es uno de los más antiguos, estará en grado de hacerlo; >>no es verdad, Cratippo? Crat. -Si pensáis que yo soy capaz, con mucho gusto lo haré. Primeramente os diré que los Oratorios en su origen (1841) no eran más que unas reuniones de muchachos, generalmente forasteros, que se juntaban los días festivos en sitios determinados para ser instruidos en el catecismo. Cuando más tarde se pudieron tener locales a propósito, entonces los Oratorios (1844) se convirtieron en lugares donde se reunían los jóvenes para entretenerse con agradables y honestas diversiones, después de haber cumplido con sus deberes religiosos. Nuestro entretenimiento era jugar, reír, saltar, correr, cantar, tocar, trompetear, repicar los tambores. Poco después (1846) se añadió la escuela dominical y después (1847) las escuelas nocturnas. El primer Oratorio es éste en el que nosotros nos encontramos, llamado de San Francisco de Sales. Después de éste se abrió otro en Puerta Nueva; más tarde otro en Vanchiglia y hace pocos años el de San José en San Salvario. Bienv. -Me has contado la historia de los Oratorios Festivos y me place; pero me gustaría saber algo de esta Casa. >>A qué condición pertenecen los muchachos de esta casa? >>En qué se ocupan? Crat. -Puedo contestarte. Entre los muchachos que frecuentan los Oratorios, y también los de otros pueblos, se encuentran algunos que, por estar totalmente marginados, o porque son pobres y faltos de medios de fortuna les esperaría un triste porvenir, si una mano generosa no les prestase su cuidado paternal, les acogiese y les suministrase lo necesario para la vida. Bienv. -Por lo que dices parece que esta casa está destinada a ((**It8.1038**)) muchachos (**Es8.878**))
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