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((**Es8.75**) sido expulsados, para asistir a sus poblaciones flageladas o amenazadas por el cólera. El Rey no respondió, y Pablo Cortese, ministro de Gracia y Justicia, escribió a los Procuradores Generales ordenándoles severamente que prohibiesen, bajo cualquier pretexto, la vuelta de los obispos a sus diócesis, hasta que pasasen las elecciones. La misma prohibición se hizo a los obispos de Ascoli y Aversa, y al de Foggia, expulsado a Como, después de dos años de cárcel. Natoli, que había sido nombrado también ministro de Gobernación después de la dimisión de Lanza, imponía a los obispos condiciones imposibles con respecto a la enseñanza media en los seminarios, para obligarles a cerrarlos o, en caso contrario, tener un pretexto para cerrarlos él mismo. En efecto, así logró que se cerraran cincuenta y ocho seminarios. Pensaba él, después de ocupar los edificios, volver a abrirlos laicizados y entregados a los municipios, con dos tercios de las rentas confiscadas; y comunicaba este su proyecto a los Gobernadores del Reino el 15 de septiembre. El 19 de septiembre el Guardasellos Pablo Cortese prohibía, por medio de una circular, las procesiones religiosas, dejando al arbitrio de los gobernadores el conceder permiso y, al final del mismo mes, prohibía a los obispos de Caserta y de Gaeta hacer la visita pastoral. ((**It8.73**)) Este mismo Ministro preparaba un nuevo golpe contra los derechos de la Jerarquía Católica, o sea, unos nuevos límites de las diócesis con la idea de disminuir el número de obispos y de incautarse de los bienes de las Sedes abolidas. Las diócesis, que eran doscientas treinta y una, debían reducirse a cincuenta y nueve, y el 3 de noviembre pedía información a los Gobernadores del reino. El 28 de noviembre daba cuenta Natoli al Rey del resultado de la averiguación sobre los seminarios y la publicaba también en la prensa. Las diócesis poseían, antes de 1860, doscientos sesenta y tres seminarios; ochenta y dos ya habían sido abolidos, y se proponía que lo fueran igualmente ciento veintidós; así solamente se conservarían cincuenta y nueve, uno por cada diócesis, según el proyecto Cortese. El 18 de noviembre se celebró en Florencia la solemne apertura del nuevo Parlamento, en el salón del Cinquecento. Días antes había dicho Víctor Manuel a los miembros del Municipio y a varias delegaciones que habían ido a saludarle: -Iremos a Roma e iremos a Venecia; estamos en camino de la primera; para la segunda se requiere sangre. Y en el discurso de la Corona, puesto en sus manos por el Ministerio, (**Es8.75**))
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