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((**Es8.699**) Todo va bien. María Auxiliadora continúa haciendo sus maravillas más que nunca; gracias a Dios, todo lo nuestro va adelante con celeridad y la mayor satisfacción. Muchos saludos a nuestros conocidos amigos. Su hermano José nos hace un bien, que nunca podremos pagar, si no es con la oración. Dios le bendiga. Amén Turín, 2 de junio de 1867 Su afectísimo amigo JUAN BOSCO, Pbro. ((**It8.823**)) Con la buena marcha de los asuntos dichos se había acabado el mes de mayo, y seguía la Crónica: <>El que tuviese algún enredo en la conciencia, nos advirtió, no lo deje para más adelante. >>Hizo después una especie de revisión de algunos casos prácticos, para que viéramos cómo hemos de regularnos en cuanto a la frecuencia de la confesión y la comunión. Dijo que cada uno debe fijarse un tiempo para recibirlas y que, por cuanto es posible, no debíamos cambiar de confesor. Descubrir todo al confesor. Que la confesión debe ser breve, sincera, sin culpar a los demás, sino a sí mismo. >>Y sobre todo, exclamaba: >>-Poned siempre en práctica los consejos y avisos del confesor. Así tendréis una prueba, una fundada esperanza de que el Señor os ha perdonado. Haced vuestra confesión cada quince días a lo más, o mejor, cada ocho, y comulgad cada día si os lo permite el confesor. Sed diligentes en vuestras prácticas de piedad. Oh, si Domingo Savio viniese ahora al Oratorio y viese tan pocas comuniones cada día, ciertamente diría: ->>Pero no es éste el Oratorio donde yo viví, donde el Señor me puso para salvarme? >>Cómo se entiende que en mis tiempos, en que éramos solamente unos ciento cincuenta, puede decirse que todos comulgábamos diariamente, durante el mes de María, excepto alguno que otro, pero poquísimos, y siempre estábamos tan bien en la iglesia? >>Y ahora? íCómo me apena lo que veo! íQué mal se está en la iglesia! De los ochocientos muchachos apenas si sesenta o setenta se acercan diariamente al santísimo sacramento de la eucaristía, y esto solamente durante este mes! >>Animo, pues, pongamos buena voluntad para no merecernos este reproche. Haced cada día durante el recreo alguna visita a Jesús Sacramentado y a María Santísima para que nos ayude a hacernos todos santos. >>Después de estas palabras leemos una nota, que comprueba lo ya dicho en otras partes. >>Cuando don Bosco confiesa a muchachos de buena voluntad, que no tienen que acusarse más que de defectillos, suele decirles: >>-Cuando no tengas más que estas cosas, besa la medalla o el crucifijo, proponte estar más atento en adelante, haz el acto de contrición y, sin más, vete tranquilo a comulgar. (**Es8.699**))
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