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((**Es8.683**) billete no solamente a los que trataban de defraudar, sino también a los mismos muchachos. El otro caso sucedió en Saluzzo con un muchacho que había ido a su pueblo por causa de enfermedad. En contra de las órdenes recibidas inscribió al dorso del impreso a otros que no pertenecían a nuestra casa. Se descubrió la trampa y los engañadores fueron entregados a los carabineros. En ambos casos los Jefes de Estación cumplieron con su deber. Pero la administración de este establecimiento no tuvo parte alguna en los hechos mencionados; más aún, puso siempre mucho cuidado y recomendó a los empleados de ferrocarriles que nos ayudasen a impedir cualquier desorden que pudiera ocurrir en la aplicación de dicha reducción. Ruégole ahora, señor Director, se digne cortésmente decirme si la retirada de dicho favor procede del Consejo de Administración, o bien se trata de una suspensión temporal o si es una revocación absoluta: y, si no se pudiera obtener el favor por entero, se concediese, al menos a los indigentes, la reducción que suele hacerse a éstos. Le recuerdo que, después del favor concedido por la Dirección de Ferrocarriles, yo he admitido a varios muchachos que por muerte de sus padres, empleados en los Ferrocarriles, o por otros motivos excepcionales, se encontraban en el más absoluto abandono y extrema necesidad. Son ahora alrededor de veinte los asilados por este motivo. Otros varios están esperando; por lo cual entiendo que el beneficio ceda totalmente, como hacía la Antigua Administración, en favor de los pobres muchachos de los empleados en los Ferrocarriles y recomendados por los respectivos jefes. Con todo yo no intento poner en la calle a estos pobres muchachos, aunque se me negase definitivamente este favor, sino ((**It8.804**)) que redoblaré mis esfuerzos para retenerlos y admitir más aún; pero la necesidad me impondrá limitaciones, si me faltan los medios. De todos modos ruego respetuosamente a V. S. Ilma. tome en benigna consideración el estado de mil doscientos muchachos pobres, que tienden su mano suplicante y ruegan a los señores administradores de los Ferrocarriles de la Alta Italia les ayuden con la mayor rebaja que se les pueda conceder. Por mi parte prometo emplear todos los medios que se me señalen para impedir cualquier abuso que pueda derivarse de tal concesión. Con gratitud y respeto, tengo el honor de poderme profesar, De V. S. Ilma. Turín, 31 de mayo de 1867. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Después de algunas conversaciones, la Dirección de Ferrocarriles aceptó las razones de don Bosco y le otorgó la reducción en un cincuenta por ciento. Turín, 6 de julio de 1867. Ilmo. Señor: V. S. Ilma. se dignó comunicarme que, habiendo sido anulada la reducción a una cuarta parte de la tarifa para los billetes de mis pobres muchachos, no obstante, (**Es8.683**))
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