Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es8.646**) enriquecido y ampliado este santuario, gracias a los cuidados del celoso rector Carlos Palazzolo, quien mora en él normalmente. Durante el año da clase y enseña el Catecismo a los muchachos del vecindario, que difícilmente podrían ir al pueblo de Pianezza; celebra allí diariamente la santa misa; da la bendición a los visitantes que vienen a pedirla y se ofrece gustosamente para confesar. >>Con ocasión de la fiesta del Santo, procura que haya abundantes confesores y sacerdotes para atender al extraordinario concurso de fieles, que, por necesidad o por devoción, suelen acudir cada año a este Santuario el día 12 de mayo, día en el que sufrió el martirio nuestro Santo y en el que ocurrió el primer prodigio que dio origen al santuario, y en el que la Iglesia Católica celebra su fiesta>>. A medida que pasaba el tiempo hacía reimprimir algunos de sus libros y escribía otros, animado siempre en esta santa empresa por el Sumo Pontífice. Pío IX era todo suyo y conocía íntimamente sus pensamientos. Si hubiese tenido la menor duda de que algo de lo que había escrito no estaba de acuerdo con la verdad católica y con su respeto y amor al Papa, habría reprobado y condenado no uno sino todos sus libros y habría desistido de escribir. Tal era siempre su firme voluntad, mientras algunos de sus contradictores en Roma, que se creían ofendidos por él, se habían coaligado con una pandilla de intrigantes de las provincias del sur de Italia contra las Lecturas Católicas. Albergaban éstos la intención de hacer condenar por la Sagrada Congregación ((**It8.761**)) del Indice el Centenario de San Pedro, proporcionando con ello una gravísima afrenta a su autor y aprovechando esta condena para esparcir la duda sobre todas las otras obras impresas por don Bosco. La pasión ofuscaba sus mentes. Ciertamente que en tan poco tiempo no habían podido leer y ponderar los ciento cincuenta y cuatro fascículos, que ya componían la colección de las Lecturas; y ni siquiera habían considerado los muchos nombres de prestigiosos autores que las habían escrito, ni se habían dado cuenta de que estaban dirigidas al pueblo, con un estilo estudiadamente familiar para que agradasen y fueran entendidas. Algún amigo de confianza escribió a don Bosco acerca de esta maniobra y también le llegaron cartas de personas conocidas con expresiones ofensivas; pero él, con delicada prudencia, las destruía a medida que las recibía. Hacía esto en atención a los autores de las mismas para no comprometer su honor, y también porque no era conveniente que aquellos escritos cayesen en manos de alguno del (**Es8.646**))
<Anterior: 8. 645><Siguiente: 8. 647>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com