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((**Es8.582**) y a veces también sacerdotes que pedían ser bendecidos. Arrodillábanse en mitad de la calle y don Bosco tenía que contentarlos. Aquí en el palacio hay siempre tal multitud, que parece imposible se trasladen solamente por una persona. Ayer por la tarde (lunes) vino un Príncipe, cuyo nombre es dificilísimo, puso en mi mano una buena limosna y me dijo: -Ya que no puedo ver a ese buen ((**It8.685**)) Siervo de Dios, entréguele esta pequeña limosna de mi parte, sin más obligación que la de encomendarme al Señor. Tienen tal confianza en sus oraciones, que están seguros de alcanzarlo todo y se encomiendan a él. Adiós, queridos amigos míos. Pronto vendrá el día en que hablaremos largo y tendido de estas cosas, pésimamente escritas ahora. Que el Señor os bendiga. Buenas noches. J. B. FRANCESIA, Pbro. La solicitud y las oraciones de don Bosco no solamente habían obtenido de Dios gracias particulares, sino que también, y eso era lo que en aquel momento más le importaba y llenaba de alegría, era el verse atendido en uno de sus más ardientes deseos. Pío IX había decidido la primera proclamación de Obispos, y el 22 de febrero tuvo un consistorio secreto. En éste pronunció una alocución, diciendo: -Que se habían reemprendido los trámites para proveer las diócesis vacantes de Italia, porque así lo querían los que dominan Italia...; que la Santa Sede siempre había antepuesto a todos los demás intereses, como derecho y deber supremos, el derecho y el deber de cuidarse de la salvación de las almas...; que la elección de las personas para el Episcopado no se deja totalmente al juicio del Sumo Pontífice, sino que pasa por las pretensiones de hombres juxta saeculi placita viventium (de los que viven según los deseos del mundo); por consiguiente, juntamente con otros obispos para diversas diócesis de Europa, anunció diecisiete designaciones para Italia, cuatro de los cuales eran para Piamonte y Liguria, tres para Cerdeña, dos para Sicilia, tres para Toscana y dos para las Marcas. Pero >>qué eran esas pocas diócesis provistas, frente a tantas como quedaban todavía vacantes? Y sin embargo, Bettino Ricasoli hacía declarar, quizás por política, íque no se permitiría al Papa proceder a nuevos nombramientos de Obispos en Italia! Léese esta declaración en la Nación del 25 de febrero, núm. 56, con estas palabras: <(**Es8.582**))
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