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((**Es8.540**) dar gusto al Rey, proponía que monseñor Luis Nazari de Calabiana fuese trasladado de Casale a Milán; y que fuese mandado a Casale monseñor Pedro María Ferré, que desde el 1852 era Obispo de Crema y no había podido tomar posesión del Obispado de Pavía, por la oposición del Gobierno. Del mismo modo destinaba a Savona a monseñor Juan Bautista Cerutti, y a Aosta a monseñor Santiago Jans, Vicario Capitular, y otros a diversos lugares. El comendador Tonello, como verdadero caballero, leal y cristiano, había procurado siempre en todos estos negocios quitar todo mal entendido u obstáculo con el fin de que pudieran ser llevados a buen término; y escuchaba gustosamente los consejos de don Bosco, quien, de vez en cuando, iba a conversar con él. Contaba don Juan Bautista Francesia que un día acompañó a don Bosco hasta el Comendador y le tocó esperar más de una hora hasta el final de la audiencia. El Siervo de Dios le expuso el encargo recibido del Papa de ((**It8.636**)) presentarle algunos sacerdotes piamonteses a elegir para los antiguos Estados. Tonello aprobó la elección hecha por él y ya aceptada por el Pontífice; don Joaquín Berto vio esta lista, preparada por don Bosco y escrita de su puño y letra: el primer nombre era el del canónigo Lorenzo Gastaldi, propuesto para la diócesis de Saluzzo. El Comendador apoyó enseguida este nombramiento, dado que él había hecho sus primeras prácticas en el despacho del prestigioso abogado Gastaldi, padre del Canónigo. Pío IX pidió a don Bosco informes sobre el elegido, ya que no le conocía, y los tuvo muy favorables. El Venerable estaba seguro de que la Iglesia adquiría con Gastaldi un celoso prelado, admirable por sus conocimientos en todos los ramos del saber, especialmente en Teología, y que la naciente Sociedad Salesiana encontraría en él un valioso apoyo. El Siervo de Dios quería, además, dar una prueba de sincero aprecio, reconocimiento y afecto a quien era cordialísimo amigo. Los demás, igualmente dignos, presentados por don Bosco eran los siguientes: para Alba, el canónigo Eugenio Roberto Galletti, turinés; para Asti, el canónigo Carlos Savio de Cúneo; para Alessandria, el canónigo Antonio Colli de Novara; para Cúneo, el canónigo Andrés Formica, diocesano de Alba. Cuando llegaron a Turín las noticias de estos nombramientos, don Juan Cagliero, que se encontraba en la Curia, oyó exclamar al Vicario Capitular monseñor Zappata: -íHemos de ser amigos de don Bosco! íDon Bosco reparte mitras! (**Es8.540**))
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