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((**Es8.514**) vaciaré pronto. En las habitacioncitas de san Luis, de san Estanislao de Kostka y del beato Juan Berckmans, recé con mucho fervor por todos vosotros, para que podáis imitarles en todas sus virtudes y especialmente en la pureza de costumbres. Adiós; que el Cielo os bendiga, como de corazón os lo desea Vuestro afectísimo amigo en J. y M. J. B. FRANCESIA, Pbro. Habla don Juan Bautista Francesia en su carta de otra audiencia concedida por Pío IX a don Bosco. Nadie puede imaginar la familiaridad con que le trataba el Santo Padre. ((**It8.604**)) Habiendo recaído la conversación sobre las tristes condiciones a que los sectarios habían reducido a la Iglesia, de los peores tiempos que le preparaban, y de las causas que habían facilitado tan luctuosos sucesos, el Papa pidió a don Bosco su opinión sobre un punto tan delicado, con estas palabras: -Y en lo tocante a la amnistía que, al principio de nuestro Pontificado, concedimos a todos los condenados políticos del Estado Pontifício, sabemos que unos la alaban y otros la critican: >>qué decís Vos? Ante esta pregunta dudaba pronunciarse el Venerable, observando que nadie podía prever qué otros peores sucesos se hubieran desarrollado de haberse mantenido las sentencias de justo rigor de los tribunales. Pero el Papa añadió insistiendo: -Decid, decid tranquilamente vuestro pensamiento. -Vuestra Santidad, repuso don Bosco, secundó, con aquel gesto de soberana clemencia, la gran bondad de su magnánimo corazón, esperando conmover y ganarse a los traidores; pero parece que haya hecho lo mismo que Sansón, que capturó y encerró a trescientas zorras y después las dejó en libertad; y éstas corrieron por todas partes llevando el incendio y la destrucción de las mieses. -íNo vale la comparación!, observó el Santo Padre. Y don Bosco añadió: -Similitudines non sunt undequaque urgendae (No hay que pedir que las comparaciones sean exactas). -Y sin embargo, concluyó el Sumo Pontífice, hemos creído hacer bien al obrar de este modo... pero nos complace vuestra franqueza. Y añadió: -íSí, nos hemos equivocado! Pero creemos que este error, de hecho inocente por nuestra parte, entraba en los designios de la Providencia. Si hubiésemos opuesto una absoluta resistencia a las aspiraciones (**Es8.514**))
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