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((**Es8.512**) día de la cátedra de San Pedro, el año pasado, en casa de la condesa Mellingen, el 18 de enero>>. El sábado, día 19, después de haber celebrado en la capilla familiar de la duquesa de Sora, tenía el Siervo de Dios una nueva audiencia con el Papa. Don Juan Bautista Francesia daba cuenta al Oratorio con gran viveza de expresiones, por qué, aun cuando eran muchos los que escribían a don Bosco, no igualaban en número a los de 1858. Así lo afirmaba don Celestino Durando, que tenía el encargo de expedirlas. La causa del enfriamiento de algunos era que don Bosco ya no podía estar tan seguidamente con los alumnos como en los primeros tiempos, y los nuevos, que habían entrado en octubre, aún no habían tenido tiempo de conocerle. Roma, 21 de enero de 1867 Muy queridos muchachos: Mi carta está totalmente destinada a vosotros. Hace mucho tiempo que no os veo ni os hablo; siento verdadera necesidad de deciros alguna palabra, sobre todo porque tengo grandes cosas que comunicaros. El sábado pasado, ocho días después de la primera audiencia con el Santo Padre, don Bosco fue nuevamente invitado. Y para poder hablar con más tranquilidad con su Santidad, fue a las cuatro de la tarde, hora en la que no se recibe más que a personas muy distinguidas. Si pudiera deciros el interés que despierta en todos los romanos la querida figura de nuestro don Bosco, no os extrañaría seguramente que el mismo Pontífice le invite a ir al Vaticano. Fui con él, podéis imaginar con qué satisfacción para mí. íCuántos hermosos salones! íSi fuesen nuestros para el recreo! íQué magníficos corredores, cuántas pinturas y cuántas otras cosas que vosotros podéis imaginar mejor que yo describir! ((**It8.602**)) A las cuatro, pues, estaba don Bosco, siempre tranquilo y contento, ante el Pontífice. Viole éste y le dijo: -Oh, mi carísimo don Bosco, venid, deseaba tanto volver a veros... Aunque dicen lenguas que tengo buen oído, y vosotros lo sabéis, no pude oír más. La audiencia duró más de una hora. Ciertamente no pudo olvidaros, y como tenía tan cerca al Vicario de Jesucristo, pidióle algunos favores espirituales para vosotros y para los oratorios de Turín, Lanzo y Mírabello. íQué queréis! Os ama tanto nuestro don Bosco, que, doquiera va, os recuerda. Acordaos de él, por vuestra parte, más aún, escribidle Para mayor seguridad al lugar más querido y más hermoso, puesto que Su Santidad Pío IX os concede indulgencia plenaria in artículo mortis, indulgencia plenaria cada mes si confesáis y comulgáis, y esto para toda la vida. íQué favores más hermosos, queridos míos, que no se conceden tan fácilmente! A saber qué harían otros para obtenerlos. El Santo Padre preguntó con mucho interés por vosotros, habló también de Domingo Savio y de si hay otros que le emulan en virtud; su paternal corazón se alegró inmensamente al saber que hay muchos en el Oratorio que se han empeñado en proponerse como modelo a aquel joven angelical. Sean para nosotros algo precioso (**Es8.512**))
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