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((**Es8.504**) Fue a visitar a un niño de casa De Maistre que estaba gravemente enfermo y parecía que fuera a morir. Había que operarle, mas no se sabía cómo y dónde. íQué pena! Don Bosco le bendijo y con la medalla tocó su cuerpecito. Donde don Bosco tocó, maduró el tumor y los médicos pudieron intervenir. Pero, aún sucedió algo más singular. Allí donde operaron los médicos fue un éxito y en otros dos puntos donde tocó la medalla, se produjo por sí misma una supuración. El niño mejora y se espera verle curado... Pablo De Maistre, hijo del conde Eugenio, tenía la cara y el cuello hinchados. El 16 de enero don Bosco le bendijo y fue a celebrar la santa misa en la iglesia vecina de San Carlos. Había allí <>. Una vez que hubo celebrado la misa, pareció que el enfermo mejoraba; tanto que, habiéndose presentado el médico, confirmó que se podía efectuar un corte sin peligro, lo que antes no se había atrevido a hacer. Desde aquel momento la hinchazón comenzó a desaparecer y quedó asegurada la curación. Pero no acaba aquí. El Siervo de Dios, después de haber dado la bendición al niño, había dicho a sus padres: -No morirá: será sacerdote. Nadie descubrió a Pablito lo que don Bosco había predicho de él; solamente se lo dijeron cuando, ya jesuita, estaba ordenado in sacris. El Conde nos narró el hecho y añadió, que, cuando él vivía en las Quattro Fontane, hospedó en su casa a don Bosco, y era tal la multitud que llenaba las escaleras, que apenas si los inquilinos podían salir de sus apartamentos, y él tenía ((**It8.592**)) que hacer entrar a los visitantes por una puerta y salir por otra. Aún añade más noticias la carta de don Juan Bautista Francesia: La otra tarde (15 de enero) visitó a otro niño enfermo también: pocas, por no decir ninguna, eran las esperanzas de que curase, pero después de la bendición de don Bosco comenzó a mejorar. Los doctores hacen los más grandes elogios por el resultado de las curas de éste su nuevo colega. No hay un enfermo en Roma que no ansíe la visita de don Bosco. Tan pronto está en la plaza del Popolo, como en el Borgo Nuevo, como en otras partes lejanas y opuestas. No hay una iglesia, ni una casa privada con capilla, donde no se desee su misa... Don Bosco agradece lo que se hace en el Oratorio y anima a continuar con más fervor. íAh, si se pudiese obtener la curación del estupendo conde Vimercati, nuestro huésped! Mejora, sí, pero no cesan las molestias; no puede sostenerse en pie, no duerme por la noche; en fin, sin un milagro íno saldrá de ello! íRecemos! La salud de don Bosco empeora a causa de lo mucho que habla: tiene las piernas enormemente hinchadas y no puede descansar de noche. (**Es8.504**))
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