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((**Es8.402**) Los trabajos de construcción terminaron el 1866. El cupulino se colocó en su sitio y éste y la cúpula entera se recubrieron de latón bronceado y pintado de minio para resguardarlo de las oxidaciones de la intemperie. Aquella misma tarde del domingo 23 de septiembre cumplía don Bosco una promesa imponiendo la sotana a un joven en la iglesia de san Francisco de Sales, en presencia de toda la comunidad. Ya hemos contado que el 1864, cuando don Bosco profetizó la muerte de los alumnos Aiacini y Vicini, dijo a Domingo Tomatis, su compañero, que comería mucho pan ((**It8.469**)) con don Bosco, es decir, que viviría largos años y se haría salesiano. Una noche Tomatis tuvo un sueño, que siempre recordó y que le sirvió de admirable consuelo en todas las circunstancias penosas de la vida. Parecióle ver, luminoso y bellísimo, al difunto Vicini, que tomándole de la mano lo condujo al balcón y le señaló la estatua de la Virgen que coronaba la cúpula de la iglesia de María Auxiliadora. Nótese que entonces no había más que los cimientos de la iglesia; y sin embargo, Tomatis la vio, tal y como aparecía después, con la majestad de su mole. Y Vicini le dijo: -íMira allá arriba! íEsa es tu vida! Sigue fielmente los consejos de don Bosco y después vendrás conmigo al Paraíso. Mientras hablaba, Tomatis le miraba a la cara y le parecía leer en su alma cuánto agradecía el santo afecto que todavía le profesaba. Unos días después, fue a confesarse con don Bosco, y éste le habló con las mismas palabras que Vicini le había dicho en el sueño, con lo que quedó altamente maravillado. En otra ocasión habló don Bosco del sueño en que había visto unas espadas colgando sobre la cama de cada alumno y de unos números escritos sobre la frente de éstos, que indicaban los años que les quedaban de vida. Todos los muchachos fueron a preguntar a don Bosco el misterio del presente y del porvenir que les esperaba. También Tomatis pidió explicación de su porvenir, visto en el sueño, y cuánto tiempo viviría todavía. Don Bosco le respondió: -Te podría decir el tiempo exacto, pero no conviene; no te preocupes de ello; aún te queda mucho tiempo de vida, y esto basta; piensa en ser bueno, porque serás sacerdote de don Bosco y tendrás que ayudarle a salvar muchas almas. Esta respuesta fue el primer germen de su vocación religiosa y sacerdotal, ya que, antes, nunca había pensado abrazar este estado. Continuó con celo sus estudios; en tercero y cuarto curso de bachillerato, obtuvo el primer premio; pero ((**It8.470**)) al acercarse el fin de (**Es8.402**))
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