Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es8.374**) El 26 de julio, jueves, celebraban los alumnos estudiantes del Oratorio de San Francisco de Sales la gran fiesta de la solemne distribución de premios. Por la mañana tuvieron lugar las funciones de iglesia y muchos de los alumnos, si no todos, recibieron los santos sacramentos, oyeron las palabras de despedida de su querido don Bosco, y recibieron la bendición de Jesús Sacramentado. Reunidos después en un lugar acomodado para el caso, esperaban ansiosos el resultado de sus fatigas y la proclamación de los que habían sido juzgados dignos de premio. Resultaba fácil adivinar el deseo de todos; parecía escrito en su rostro: ser declarados el número uno. Monseñor Pedro Rota, Obispo de Guastalla, honraba con su presencia la fiesta, y una ilustre corona de otros personajes aumentaba la solemnidad y el decoro. En aquella ocasión don Juan Bautista Francesia, Director de estudios, dirigió a los alumnos un cordial discursito, en el que manifestaba el gran afecto que les tenía. ((**It8.436**)) Aquel mismo día escribía don Bosco a los alumnos de Mirabello los avisos que de palabra había dado a los de Lanzo y a los del Oratorio. A mis queridos amigos de Mirabello: Había decidido pasar con vosotros el próximo domingo, pero razones poderosas me obligan a cambiar de plan. Lo siento de veras; ya había determinado lo que deseaba deciros. Paciencia. Dios quiere reservarnos esta satisfacción para después de vacaciones y entonces espero que estaremos juntos, no solamente un día, sino una semana. Mientras tanto, quiero auguraros unas felices vacaciones con algunos avisos que me parecen necesarios para vuestras almas. 1.° Agradezco al director, al prefecto, a los maestros, a los asistentes y a todos los alumnos del Seminario Menor todas las atenciones que me han dedicado, la paciencia que han tenido conmigo y las oraciones hechas por el bien de mi pobre alma. Continuad, queridos amigos; yo os aseguro, por mi parte, que diariamente pido por todos en la santa misa. 2.° Cada uno, antes de partir, abrillante la conciencia, con un firme propósito de mantenerla limpia hasta la vuelta de vacaciones, en la semana o el día que se os señalará para ello, pero no os dejéis seducir por ninguna frivolidad para permanecer en casa más tiempo del señalado, salvo que vuestro estado de salud no os lo permita. 3.° Una vez llegados a casa, saludad enseguida de mi parte y de la de vuestros superiores, a los padres, al párroco, al maestro y a las demás personas con quienes tenéis alguna obligación. Es éste un estricto deber de gratitud, que agradará a los otros y, además, será ventajoso para vosotros mismos. (**Es8.374**))
<Anterior: 8. 373><Siguiente: 8. 375>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com