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((**Es8.328**) de 1864 a 1866, esto es, del tiempo en que éste había tomado la administración de las Lecturas Católicas. El Conde fue dos veces al Oratorio y no pudo cumplir el encargo, porque don Bosco se encontraba fuera de Turín: no obstante dejó al secretario la carta de Monseñor, a quien escribió, entre otras cosas, el 4 de junio: <>. El 5 de junio escribía el Obispo de Ivrea al Conde agradeciéndole su trabajo y, pidiendo excusas, insistía en querer ver la contabilidad de don Bosco; que su causa era tan grave que no podía tomar una decisión sin tener pleno conocimiento; aseguraba que había otras consideraciones que podían ciertamente demostrar una realidad de las cosas, muy diferente al aspecto con que las había considerado el Conde. Rotas de este modo las diligencias por parte del conde Cays, los de ((**It8.381**)) Ivrea se vieron obligados a reemprenderlas el 20 de julio, pues el tipógrafo Paravía les había mandado una intimación legal para el pago de su crédito y la causa se había puesto en marcha. El Teólogo Valinotti se lo notificó al Conde, rogándole viera si podía todavía llegar a tiempo para conciliar el litigio e impedir el escándalo del pleito entendiéndose con el abogado Deamicis. Le prometía que todo lo que ellos hicieren estaría bien hecho y le daba su palabra de contentar a Monseñor. Le mandaba, además, una carta del canónigo Pinoli, según la cual resultaba que las últimas pretensiones de Monseñor serían que, al quedar don Bosco como propietario de las Lecturas Católicas, tomase a su cargo la deuda con Paravía y a él le entregase la suma de mil setecientas liras, como saldo de todo su haber, y no solamente mil ciento sesenta y tres con ochenta y dos céntimos. (**Es8.328**))
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