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((**Es8.280**) ((**It8.323**)) Ernesto -La fiesta de san José es la ocasión, pero el verdadero motivo es la inauguración de la tómbola. Máximo ->>Pero esta tómbola no se empezó, se hizo y terminó el año pasado? Ernesto -El año pasado se empezó, se recogieron regalos, se prepararon y se distribuyeron algunos boletos y ahora se trata de exponer públicamente los donativos reunidos, para que los que compraron boletos puedan ver con sus propios ojos la cantidad, la hermosura y la riqueza de los mismos. Máximo ->>No sería mejor recoger enseguida dinero en vez de regalos? Se ahorraría tiempo, trabajo y molestias para satisfacer las necesidades que nos apremian. Ernesto -Es verdad; pero mira, amigo Máximo; muchos aportan regalos y aceptan anuncios o bien boletos; otros, solamente podrán traer regalos, o adquirir algunos boletos. De este modo todos pueden concurrir en una proporción más limitada; porque estas tómbolas abren camino a la pequeña y a la gran beneficencia y resultan accesibles para toda clase de personas. Máximo -En resumen, el objeto final de estas tómbolas es el dinero. íAh, dinero, dinero! Hay que reconocer que eres poderoso caballero, pues todos te quieren por amigo. Ernesto -Es verdad que en último término se trata de juntar dinero, pero por medios lícitos. Aquí queda todavía la esperanza de ganar y cada cual es dueño de tomar parte o no, y tiene un fin noble, como es concurrir a una gran obra de caridad. Máximo ->>Cuál es esa gran obra de caridad? Ernesto -La obra de caridad, que se quiere favorecer, es la de los Oratorios festivos, donde son necesarias grandes cantidades para arriendos, mobiliario, reparaciones, maestros, objetos para los juegos, etc., etc... Hace falta dinero para el Oratorio de San Francisco de Sales, donde hay obras de suma urgencia, suspendidas por falta de medios. Hay además un motivo especial, que es la iglesia en construcción, cuya terminación tanto se desea. Máximo ->>Dónde se está construyendo esta iglesia? Ernesto -Se está construyendo en un sitio anejo al patio de nuestro Oratorio y, si desde este salón o desde ese otro donde están expuestos los regalos, miras hacia el mediodía o hacia el ocaso, verás un edificio en forma de cruz latina. Este es el edificio dedicado a María Auxiliadora que, cual madre amorosa, extiende su mano a sus hijos para que le ayuden a completar su casa y así acrecentar el número de sus devotos en la tierra, que un día le harán corona gloriosa en el cielo. Máximo -Mientras tú hablabas, pensaba que no parece tan grande la necesidad de una iglesia en este sitio, tanto más que, ya existe una: la del Oratorio. Ernesto -Muy buena observación, pero no hace a nuestro caso. La actual ((**It8.324**)) iglesia de San Francisco de Sales fue suficiente por algún tiempo; pero ahora, debido al gran número de muchachos internos y externos, resulta demasiado pequeña y, apenas si cabe la tercera parte de ellos. Si observas un día de fiesta, amigo Máximo, estamos en la iglesia como sardinas en banasta. Además, vivimos en un sitio rodeado de casas llenas de personas, muy lejos de las iglesias, de modo que resulta que en este espacio, habitado por más de treinta mil almas, no tienen un templo. >>Qué dices a esto, Máximo? >>Te parece necesario construir una iglesia? Máximo -En tal caso estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de una iglesia, donde, internos y externos y también los adultos puedan asistir. Pero quisiera hacerte todavía una pregunta. Ernesto -Dime. (**Es8.280**))
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