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((**Es8.272**) pedidas. Que el Señor las tenga lejos de todas las insidias del enemigo, rechace todos sus asaltos y que prospere y haga fecundas vuestras obras con su bendición. Esto os auguramos de corazón mientras, con los auspicios de celestiales favores y como prenda de nuestra paternal benevolencia, os impartimos afectuosamente a todos la Bendición Apostólica. Dado en Roma, junto a San Pedro, el 24 de febrero de 1866, vigésimo de nuestro Pontificado 1. Y la obra de don Bosco continuaba fecunda en gracias para las almas de los jóvenes. Una carta del antiguo alumno ya mencionado, Agustín Semería, escrita desde Liguria en 1883, nos describe el celo del Siervo de Dios en aquel año: Reverendo señor don Miguel Rúa: Hace ya diecisiete años que salí de ese Oratorio y nunca lo he olvidado. >>Cómo olvidar los amorosos cuidados que don Bosco nos prodigó, en los años de nuestra inexperiencia? Al recordar aquellos rasgos de inefable bondad, aquellas palabras afectuosas ((**It8.314**)) con las que nos incitaba a la virtud, aquella paciencia con la que soportaba nuestros defectos, aquella solicitud por nuestra educación, me siento enternecido, conmovido y no puedo contener las lágrimas de mis ojos. Recuerdo cómo aquel buen Padre se lamentaba amorosamente de que algunos alumnos de su instituto se acercaban de tarde en tarde a los Sacramentos... El, que quería conocer las llagas de nuestras almas para curarlas y aplicarles el remedió necesario con algún buen consejo, se servía también de los sueños. Antes de darlos a conocer, nos decía que hay sueños de tres clases: los que vienen de parte de Dios para animarnos al bien, los del demonio para inducirnos al mal, y los de la posición en que uno duerme. Los que don Bosco nos contaba yo creo que provenían de Dios. Era el año del Señor 1866; alrededor de unos quince días, antes de la fiesta de san José, don Bosco nos narraba: 1 PIUS P. P. IX.-Dilecte Fili, Salutem et Apostolicam Benedictionem. Deo gratias agimus, Dilecte Fili, quod fideli huic populo, quo invito tot catholicae religioni et huic sanctae Sedi injuriae illatae fuerunt, tantam suae gratiae copiam largiatur, et complura utilissima opera hic moliri ac perfici velit unde tot scandala manarunt: tibi vero et piis sacerdotibus ac sodalitatibus, quas commemoras, gratulamur ex animo, ac majora semper ominamur incrementa. Ceterum illius, qua Nos te et illas prosequimur charitate apertum habes argumentun in facilitate, qua tuis obsecundavimus praecibus, et easdem societates petitis auximus privilegiis et indulgentiarum thesauris. Avertat ab iis Deus omnes insidias inimici, omnemque vim longe repellat: vestraque opera benedictione sua augeat et faecundet. Id vobis toto pectore adprecamur, dum coelestis favoris auspicem et paternae benevolentiae Nostrae pignus universis Benedictionem Apostolicam peramanter impertimus. Datum Romae, apud S. Petrum, die 24 Februarii 1866, Pontificatus Nostri Anno XX. PIUS PP. IX. Dilecto Filio Presbitero Joanni Bosco Augustam Taurinorum. (**Es8.272**))
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