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((**Es8.223**) ((**It8.253**)) En abril de 1866 se presentaba al examen de cuarto año de Letras. La comisión examinadora se componía de tres profesores. Uno de ellos era Gaspar Gorresio, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias y bibliotecario de la Universidad. Era un hombre profundo en muchos ramos de la ciencia, frecuentemente consultado por los doctos de todas partes de Europa, en particular sobre lenguas orientales. Era un sacerdote de buenas costumbres, en otros tiempos amigo de don Bosco y siempre su admirador, pero había abandonado el hábito talar. Efecto de los tiempos. El segundo era Casimiro Danna, profesor emérito de la institución de Bellas Letras. El tercero E. Levriero, director de un Liceo en Turín, suplente del profesor Coppino en la Universidad para la enseñanza de literatura italiana y principios de estética. Tenía un alto grado en la masonería, y le correspondía la presidencia de la Comisión. Puso como trabajo escrito de lengua italiana el tema: <>. Como quiera que Cerruti era el único que se presentaba a dicho examen, la elección del tema propuesto era no sólo poco respetuosa, sino ofensiva para un clérigo, y más sabiendo que era alumno de don Bosco. El candidato no se desanimó para desarrollar el tema, y después de indicar cómo era la lírica de griegos y romanos, comparó el amor humano y pagano con el cristiano y divino. Describió la finalidad de éste en la Virgen de Nazaret, hija, esposa y madre al mismo tiempo; y trató además de la lírica de amor de los clásicos cristianos, citando a Petrarca, Dante, etc. Mientras leía su composición a los examinadores, Danna, no satisfecho de aquellos sentimientos cristianos, manifestó su fastidio con alguna frase poco cortés. El clérigo Cerruti, sorprendido e indignado, le volvió las espaldas por un momento, mientras Gorresio, con gesto resentido, reprendió a Danna por no dejar libertad al examinando para exponer sus propias ideas. Levriero observó que el tema tratado no era el que él había ((**It8.254**)) propuesto, pero al final tuvo que resignarse y dar al candidato, como lo hicieron los otros, su voto favorable. Superado felizmente aquel examen, poco después, en el mes de mayo, el clérigo Cerruti conseguía el doctorado. Al llegar aquí, dejamos esta cuestión y nos eximimos de citar a muchísimos más que se prepararon en las casas de don Bosco y obtuvieron diplomas y títulos, reservándonos para más adelante el hacer alguna excepción. Nos basta habernos referido a los primeros que don Bosco preparó para estas espléndidas e importantísimas lides. (**Es8.223**))
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