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((**Es8.120**) La Santísima Virgen Auxilium Christianorum nos asista a todos en el día de su fiesta y nos bendiga. El Señor le conserve y continúe su benevolencia conmigo a la que me parece haber correspondido y quiero corresponder. Recuérdese siempre de mí, salude a todos los jóvenes y, sobre todo, a los señores sacerdotes y coadjutores y compañeros con don Francisco Giacomelli; ayúdeme con sus santas oraciones y sacrificios y, por último, dígnese creerme, si lo merezco, con el máximo respeto y filial afecto en el Señor. Su seguro servidor VICTOR ALASONATTI, Pbro. Cuando don Víctor vio que su salud no mejoraba con los aires nativos, antes al contrario, iban en aumento sus dolores, pidió por favor a don Bosco le dejase ir a morir en el Oratorio. Se lo concedió. Mas ícuál fue la consternación de don Bosco, de los sacerdotes, ((**It8.129**)) de los clérigos, de los alumnos, de toda la casa al verlo entrar de nuevo en el Oratorio en tan lastimoso estado! Se le prodigaron todos los cuidados de la ciencia, pero resultaban vanas las visitas de los médicos más famosos, las atenciones de los enfermeros y las oraciones de todo el Oratorio para devolver su antiguo vigor a aquella apreciada existencia. Cuando monseñor Ghilardi se enteró de esta enfermedad, escribió a don Celestino Durando, desde Mondoví, el 21 de julio de 1965: <<íOh, cuánto siento la noticia del desesperado estado de salud del carísimo padre Alasonatti! En verdad que ese Centro no necesitaba esta visita del Señor; no obstante, hemos de besar su bendita mano hasta cuando nos golpea, porque siempre es la mano de un padre que quos corripit, amat (ama a los que corrige). Mañana celebraré la santa misa por él; hágale usted una visita en mi nombre y dígale palabras de aliento de mi parte. Haga lo mismo con el carísimo don Bosco, el cual dirá con san Pablo: Absit mihi gloriari nisi in cruce Domini nostri Jesu Christi (Lejos de mí gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo)>>. En medio de estas penas consolábase don Bosco con la devoción a María Santísima, honrada durante el mes de mayo por toda la comunidad de una manera especial. De sus pláticas de la noche solamente nos ha conservado la Crónica la del día 30 de mayo, que por cierto es preciosa en extremo. 30 de mayo Contemplé un gran altar dedicado a María y magníficamente adornado. Vi a todos los alumnos del Oratorio avanzando procesionalmente hacia él. Cantaban loas a la (**Es8.120**))
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