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((**Es8.114**) El padre Palumbo mandaba sus parabienes a don Bosco: Nápoles, 5 de junio de 1865. Muy venerado señor Director: Hace ya tiempo que tengo con usted una viva deuda de sentida gratitud por el interés que se tomó para hacer representar en su renombrado colegio la comedia latina del Vencedor de los fantasmas, original de monseñor Rosini y retocada por mí. Por la presente quiero cumplir mi deber de gratitud, ahora que los periódicos, con ocasión de dicha representación, dedican las más justas alabanzas al trabajo y buen gusto de usted, que sabe dirigir a la juventud por el camino de la virtud y de la literatura clásica. Y puesto que a sus alabanzas se mezclan las a mí dirigidas, también éstas se las debo agradecer a usted, que se dignó hacer algún caso de nuestros caprichos plautinos y ponerlos en escena. No se puede negar, por otra parte, que usted ha procurado más que una diversión para los turineses, una ayuda a la juventud estudiosa y que, después de más de medio siglo, ha realizado precisamente lo que quería mi excelente amigo monseñor Rosini. Tanto más cuanto que usted, no solamente ha representado la obrita, sino que la ha hecho imprimir para que fuese material de estudio y así fuese más duradera su utilidad. Por supuesto que los jóvenes, especialmente los que tomaron parte en su representación, conservarán ese librito como recuerdo perenne de sus estudios y de los aplausos que alcanzaron en su representación colegial. Le agradezco, pues, en mi nombre y en el de los ya pocos discípulos de la escuela rosiniana, que todavía sobreviven, después de la triste burla de las letras latinas que en nuestros tiempos han hecho y aún hacen aquéllos que dicen amar a la patria, mientras odian sus glorias. Gran fortuna la suya, mi muy venerado señor Di rector, si la moderna sociedad, que hoy dirige sus pensamientos tan lejos de ello, puede un día congratularse con usted, o al menos consolarse con su recuerdo, por haber mantenido vivo en ese su colegio el fuego sagrado de la latinidad. Ello sería una prueba más para el laicado de que la Iglesia no fue nunca la menoscabadora, sino la salvadora de lo bello y de lo bueno. ((**It8.122**)) Añado mi gratitud en primer lugar, al querido amigo Vallauri, que me animó a realizar y enviar ahí el trabajo, y, después, al estupendo y activo don Juan Bautista Francesia, cuyos trabajos para preparar a los jóvenes a la representación de la obra, yo más que nadie puedo imaginar y apreciar. Finalmente un saludo y un aplauso cordial a los actores. Y poniéndome de todo corazón a su disposición, con todo aprecio y respeto me profeso. De usted, señor Director. Seguro y humilde servidor LUIS PALUMBO Todos los que conocían las necesidades de la sociedad, quedaban maravillados de la actividad y sapiente iniciativa de don Bosco, no solamente en favor de la clase estudiantil, sino también de la clase obrera. (**Es8.114**))
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