Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es7.695**) El día en que se celebraba la fiesta de santa Cecilia, se representó en el Oratorio una bonita comedia en dos actos, obra sencilla, llena de ingenuidad, original del siervo de Dios. Cómicos y espectadores quedaron muy satisfechos, por lo que, visto el éxito de la primera representación, se pensó en imprimirla, para que se pudiera leer y también recitar públicamente en otros sitios. Don Bosco añadió un prólogo histórico, que decía en síntesis: se trata de una hija, la cual, contra la voluntad del padre, rico campesino, se casa con un joven pobre, pero honrado. Este abandona el pueblo natal, la lleva a Turín, donde él se dedica al comercio y hace una fortuna más que regular. Pero diversas contrariedades le reducen a la indigencia. Muere y poco después muere también la mujer, dejando faltos de medios a sus dos hijitos. Las aventuras que llevan a los nietos a casa del abuelo forman la trama de la comedia. Con este opúsculo comenzaba, en enero de 1865, el año XIII de la publicación mensual de las Lecturas Católicas. Tenía éste por título: La casa de la fortuna, representación dramática por el sacerdote Juan Bosco, con un apéndice: El buen hijo, por el abate Mullois. El éxito de ésta y tantas otras representaciones, lo mismo latinas que italianas, era indicio del progreso de los alumnos en el estudio, siguiendo las normas que don Bosco les daba. Nosotros continuaremos cronológicamente la serie de avisos que el buen Padre dio a sus hijos durante varias noches. ((**It7.817**)) 24 de noviembre. -Quiero indicaros, mis queridos amigos, algunos medios para triunfar en los estudios y os diré uno cada noche. El primer medio para triunfar en ellos es el temor a Dios. Initium sapientiae timor Domini (Principio de la sabiduría es el temor a Dios). >>Queréis ser verdaderamente doctos y sacar fruto en la escuela? Temed al Señor, guardaos de ofenderle, porque in malevolam animam non introibit sapientia nec habitabit in corpore subdito peccatis (en alma perversa la Sabiduría no entra, no habita en cuerpo sometido al pecado). La ciencia de los hombres dimana de la de Dios. Y además, >>qué gusto pretendéis que experimente en el estudio quien tiene el corazón agitado por las pasiones? >>Cómo queréis que supere las dificultades, que se presentan en la clase, sin la ayuda de Dios? Omnis sapientia a Domino Deo est (Toda sabiduría viene del Señor Dios). Un solo pecado mortal ofende tan grandemente a Dios que todos los ángeles y los hombres juntos no podrían repararlo. Y Dios >>va a ayudar en los estudios a quienes le ofenden tan gravemente? Los hombres verdaderamente sabios nunca fueron de los que ofendían al Señor. Mirad a santo Tomás, a san Francisco de Sales. La experiencia enseña de continuo que los que aprovechan en el estudio son los que viven alejados del pecado. Existen, es cierto, malvados que brillan por su ingenio y su saber. Mas tal vez merecieron del Señor en otros tiempos por su buena conducta y sus obras buenas este gran don del que más tarde abusaron. Por lo demás, la mayor parte de ellos no poseen la verdadera (**Es7.695**))
<Anterior: 7. 694><Siguiente: 7. 696>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com