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((**Es7.68**) cantos, la procesión de los vírgenes vestidos de blanco: en suma, todo cuanto usa la Iglesia en sus ceremonias. >>Cuando terminé, se buscó entre aquellos protestantes el libro del Nuevo Testamento pero no tenían más traducción que la adulterada por Diodati. No obstante, dejé que examinasen aquel libro hereje, porque estaba seguro de que encontrarían todavía cuanto era menester para convencerles. Leyeron los capítulos citados y otros que yo les señalé, explicándolos; y después dijeron: >>-Aún no habíamos prestado atención a estos textos de la Sagrada Escritura. >>Y yo añadí: >>-Ahora decidme qué analogía tienen vuestros templos con el antiguo de Jerusalén. Tenéis en vuestro templo altar, tenéis turíbulo, tenéis incienso, tenéis candelabros? Qué semejanza existe entre lo que vosotros hacéis para honrar a Dios con lo que hicieron los Apóstoles y cumplen los mismos ángeles del cielo al adorar a Dios? >>-Ciertamente; nosotros no tenemos nada de cuanto vos decís. >>Entonces uno de ellos, que era Pastor Evangélico, concluyó: >>-Este es un punto digno de consideración. >>El diálogo, la especie de duda del Pastor, produjo ((**It7.67**)) un duro golpe a la herejía, así que los protestantes en estos días se convierten en gran número a la verdad. >>Hasta aquí don Bosco, el cual lleva entre manos un trabajo nuevo para confutar los errores de los valdenses. >>Pero no se conforma sólo con instrucciones y opúsculos. Invita a muchas familias menesterosas a volver a la Iglesia Católica, a domiciliarse cerca del Oratorio, asegurándoles que no permitirá les falte nada de lo necesario para la vida. Y es algo maravilloso, porque son incontables y grandiosos los otros gastos que debe hacer, ya sea para alimentar a cerca de quinientos setenta alumnos, ya sea para construir nuevos edificios>>. Añadiremos que también se cuidaba de colocar a los hijos e hijas de estas familias, cuando era necesario. En una carta a la marquesa de Fassati escribe sobre una niña, recogida provisionalmente por una caritativa persona a la que le resultaba de peso y molestia. Ilma. Señora Marquesa: Hasta ahora estamos a la expectativa. Por lo que parece, no se trata de unos herpes, sino mas bien de sarna. Haga, pues, cuanto pueda por esta pobre niña, Si no se la puede acoger en otro sitio, la recomendaremos al Cottolengo, donde creo será admitida fácilmente. (**Es7.68**))
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