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((**Es7.623**) invectivas contra cuanto hay de más sagrado. No le faltaban los aplausos de los asalariados asiduos clientes de tabernas. Un día bajó hasta Valdocco, seguido de esa multitud de gente que acostumbra reunirse alrededor de los charlatanes. Sermoneó ante el portón del Oratorio y acometió grotescamente contra don Bosco hasta que empezó a perder el aliento. El populacho voceó, rió groseramente, insultó y menospreció a los sacerdotes y también al orador, que ciertamente no había dado muchas pruebas de retórica. Pero los alumnos del Oratorio no hicieron acto de presencia: don Bosco estaba fuera de casa. Cuando regresó y se enteró de lo sucedido, dijo: -Y por qué no habéis tocado la música? Para otra vez colóquese la banda tras el portón cerrado y de repente atruene los aires con una ruidosa marcha de tambores y bombo. El tocaba una música de otro género, muy suya: era un librito con el título: Quién es don José Ambrogio? Diálogo entre un teólogo y un barbero. Pintaba en él la vida ((**It7.732**)) nada sacerdotal ni moral del apóstata, y la obligación de los fieles de no escucharlo y abandonarlo. Este opúsculo se repartió por millares y millares de ejemplares en las provincias del Piamonte, al precio de cinco céntimos. En los años siguientes se hicieron y distribuyeron varias ediciones más. Don Bosco estaba siempre dispuesto a combatir la herejía y desenmascarar a sus pregoneros, al mismo tiempo que atendía a la consolidación y desarrollo de sus escuelas y colegios. Era su firme intención la de que, a su tiempo, se convirtiesen en faros que iluminasen a la juventud de los pueblos y ciudades donde se fundarían, a través de los oratorios festivos. Secundaban con ardor sus proyectos aquéllos que había destinado a la enseñanza. Don Juan Francesia y el clérigo Francisco Cerruti, habían superado con matrícula de honor el examen del primer curso de Letras. Pidieron enseguida ser admitidos para el tercer curso y se les concedió, siempre y cuando se sometiesen a previo examen sobre las materias de segundo curso, el cual resultó igualmente espléndido. Sacaban en la Universidad los títulos para dar clase a tercero de bachillerato, los cléridos Pedro Barberis, Juan Tamagnone y José Fagnano. Desde el Seminario Menor de Mirabello, se presentaron a examen de magisterio en Alessandria, el 10 de octubre, para las clases elementales superiores, los clérigos Pablo Albera, Gabriel Momo y (**Es7.623**))
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