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((**Es7.571**) >>-Si el viernes por la noche voy a hablar a los muchachos, querrá decir que se alcanzó la gracia; si no lo hago, será señal de que las cosas no han cambiado>>. <>-íEstá curado, está curado!, se oía repetir por todas partes. Subió a la tribuna y todos aplaudieron elegremente. >>El comunicó la gracia obtenida y, como prueba, fijó sus ojos por algún instante en la llama del mechero de gas, lo que durante mucho tiempo no había podido hacer. Tan sólo le quedaba un poco de inflamación exterior. Por la noche, sin embargo, no consiguió conciliar el sueño y a la mañana del sábado, primer día de la novena a Nuestra Señora de la Consolación, sus ojos habían empeorado algo; pero el domingo 12 de junio se hallaban de nuevo tersos>>. <>-Quiero que esta mañana os hagáis la reflexión que yo me hago. Mirad, yo ya he visto morir a muchos, he leído la muerte de muchos más, pero nunca he visto a nadie que, en punto de muerte, se arrepintiese de haber hecho ((**It7.674**)) demasiado bien. Por el contrario, nunca he oído que uno haya estado satisfecho del mal que había cometido. La razón de esto es evidente. Pensad, amigos míos; el mal satisface durante el breve momento en que se comete, pero luego no deja más que remordimiento. El bien, por el contrario, satisface el corazón mientras se ejecuta y luego deja una alegría que dura por toda la vida. En punto de muerte cuál de los dos nos dará mayor satisfacción? Al recuerdo desconsolador de haber practicado el mal, se añadirá el temor o al menos la duda del tremendo castigo de Dios. El bien, al revés, nos traerá en aquel instante la esperanza cierta del premio. Entonces, no nos dejemos engañar por el demonio. Mirad; aunque el demonio es muy sagaz, no obstante en esto es tan tonto que, después de habernos hecho cometer el pecado, trata de hacernos comprender su fealdad para envilecernos y no dejarnos el valor de levantarnos. Pero vosotros, queridos míos, volved contra él sus propias armas. Os habéis envilecido? Retornad con una buena confesión a reconquistar la gloria perdida de hijos de Dios y la culpa ya no os será imputada jamás. Habéis perdido la gracia? Basta una palabra dicha al confesor para recuperarla totalmente y, después, decid al demonio: (**Es7.571**))
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