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((**Es7.510**) echan profundas raíces, se truecan en cuerdas y entonces: cómo cortarles con unas tijeras? Por ejemplo: uno se encapricha con fumar y fuma a escondidas. Es un pequeño cabello que crece. Si me escucha, si se persuade de que es perjudicial, si abandona este capricho, el cabello está cortado. Pero si quiere continuar, y se esconde a la vista del superior, se oculta en lugares apartados, se acostumbra a los engaños, llega un día en que encuentra algún diablo y he aquí el cordel que lo arrastra a la perdición; sin contar el daño que con ello puede recibir la salud. A otro le gustan los licores y los almacena en el baúl, y, de vez en cuando, bebe un sorbito. Ahí está el pelito. Si se deja guiar por quien bien le quiere, entenderá que con eso se enciende la sangre, y que no son convenientes esas bebidas para un jovencito bien educado, y he ahí el pelo cortado. Si, por el contrario, quiere seguir, a pesar de los avisos, vendrán los desórdenes, arde la sangre, tal vez se achispa un poco, asaltan las tentaciones, se cede y he aquí la soga. Un tercero es feliz cuando puede conseguir algo de comer, salchichón, fruta, queso; come a toda hora; procura tener siempre abundante provisión; si no tiene pide a los padres que le manden. He ahí el pelo. Si obedece al superior que le aconseja comer a la hora con cierta moderación, no sufre indigestión, ni enfermedades; mas, si se deja vencer por el apetito, con el estómago lleno no puede estudiar; y poco a poco aborrece el estudio, porque eso le molesta, se entrega a la gandulería; el ocio es el padre de todos los vicios, y ahí está la cuerda. Puede que haya un joven ((**It7.601**)) el cual tenga cierto respeto humano para estar bien compuesto en la iglesia, para hacer bien la señal de la cruz, para acercarse con frecuencia a los sacramentos. íPobrecito si no cambias! Sábete, en primer lugar, que Dios conoce el interior de tu alma y, además, que este respeto humano te hará transgredir la obligación de la misa, y guardar la abstinencia, cuando estés fuera del Oratorio; íhe ahí la cuerda, y qué cuerda! Y así seguía discurriendo. Se empieza por poco y se acaba por mucho. Se comienza mintiendo y se acaba calumniando a los compañeros cuando no se sabe cómo excusarse. El pelo de la desobediencia termina con las cuerdas de ciertas conversaciones. En fin, ayudadme a corregiros de las faltas pequeñas con vuestra buena voluntad. Dejadme cortar estos cortos cabellos y el demonio no conseguirá ligaros y arrastraros. III Esta noche os diré una sola palabra y luego os dejo libres. Recordad el aviso que daba san Juan Evangelista a sus discípulos: Diligite alterutrum (amaos unos a otros). Este amor no es un simple consejo; es un precepto, y por eso peca quien no lo observa. Por consiguiente, no haya entre vosotros palabras injuriosas, riñas, envidias, venganzas, desprecios, maldad. Haceos bien unos a otros y así demostraréis que os amáis recíprocamente como hermanos. íOh, qué hermoso paraíso terrestre sería esta nuestra casa! Cuántos actos virtuosos admirarían los ángeles, cuántas más bendiciones enviaría el Señor sobre nuestras cabezas, qué consuelo tendría María Santísima, si todos nos comprometiésemos a compadecernos, ayudarnos, soportarnos y perdonarnos para que triunfase siempre la caridad. !Ah! Ojalá que todos se empeñasen en imitar a Magone y tratando de aumentar en los demás el amor de Dios y apartar a los incautos del pecado. Todos pueden impedir las malas conversaciones de un compañero, como hacía Savio; todos pueden calmar con buenos modos los ánimos encendidos de (**Es7.510**))
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