Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es7.39**) Les inculcaba que supieran ingeniarse para no despedir nunca a nadie disgustado. Acostumbraba a dar entre otras normas, la siguiente, a su secretario: -Procura hacer lo que puedas para contentar a la gente, como hace don Bosco. El secretario, por tanto, se propuso seguir aquel consejo; pero, transcurridos unos días, se presentó a don Bosco diciéndole que era imposible contentar a todos y le rogó que le enseñase el método. Don Bosco, después de un instante de reflexión, le respondió: -Todos?... íImposible! Escucha: esta mañana vino una señora para exponer sus asuntos, y pretendía con insistencia que bajase a la iglesia a confesarla. -Vea, le dije; no tengo tiempo, y esto, además, no es cosa de confesonario. La señora, sin embargo, se encaprichaba diciendo: -San Francisco de Sales no se comportaba así con sus penitentes. -Si San Francisco se hubiese encontrado con usted en esta circunstancia, le habría dado la misma respuesta que yo. La buena señora no quiso convencerse y se marchó enfadada. Pero aún en estas ocasiones, la paciencia, sin ninguna aspereza, quita o disminuye mucho una impresión ((**It7.32**)) desagradable. Mas, para conseguir este efecto hay que acostumbrarse a prepararse con la oración, la madura reflexión, la amabilidad en las formas, unida a una gran paciencia y amor de la verdad. Al mismo tiempo añadía: -Sed prudentes; pero no olvidemos que nuestra prudencia debe consistir en poner a salvo siempre la fe, la conciencia y la propia alma. Por lo demás, clérigos, sacerdotes y alumnos, recibían una lección práctica de cómo se debe atender una visita para que resulte fructuosa, cuando ellos mismos entraban en su habitación para hablarle, y admiraban su forma de comportarse. En su trato con las personas, conocía a primera vista su carácter, sus propensiones, sus defectos y sus buenas cualidades; y sabía regular la conversación de tal manera que todos quedaban satisfechos. Preguntado cómo había que hacer para penetrar, a ejemplo suyo, en el corazón de los hombres y ganarse su aprecio, sugería este medio: -Preguntar mucho y llevar la conversación al estado, al arte o profesión del individuo con quien se habla. Al campesino preguntarle por los campos; al soldado por la vida militar, al médico por(**Es7.39**))
<Anterior: 7. 38><Siguiente: 7. 40>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com