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((**Es7.37**)((**It7.29**)) CAPITULO IV PADECIMIENTOS DE DON BOSCO PARA ATENDER A LAS AUDIENCIAS -RESPUESTA A QUIEN LE ACONSEJABA DESPACHAR A LOS VISITANTES INDISCRETOS -RECOMIENDA A SUS COLABORADORES UN GRAN RESPETO A LAS PERSONAS CUANDO SE LAS RECIBE: UN ESMERADO EMPEÑO PARA NO DEJAR A NADIE DESCONTENTO, SI ES POSIBLE; ESPIRITU DE SACRIFICIO; PRUDENCIA -LECCION PRACTICA -DON BOSCO SE PRESTA A CONVERSAR DONDE QUIERA QUE VAYA CON QUIEN QUIERA HABLARLE -COMO SE LAS ARREGLABA PARA CAPTARSE LA SIMPATIA DE TODOS -DESPACHO DE LA CORRESPONDENCIA -CONTESTACION DE DON BOSCO A CARTAS INSULTANTES LAS audiencias eran para don Bosco una cruz pesada y meritoria. La mayor parte de las veces las aguantaba con grave incomodidad física, porque, quebrantado de salud como estaba, débil de estómago, víctima de graves inflamaciones, debía continuar conversando en alta voz. Al cabo de un rato notaba que le faltaba respiración y se le secaba la lengua. A veces estaba tan cansado, que no podía hacerse oír. Otras, por el mucho pensar en resolver problemas de grave importancia, le llegaba a doler de tal modo la cabeza, que daba lástima a quien le contemplaba, y, a pesar de ello, continuaba su penosa ocupación. El padre José Oreglia, de la Compañía de Jesús, afirmaba que, si don Bosco no hubiera hecho otra penitencia en su vida, hubiera bastado ésta para declarar la heroicidad de su virtud. Realmente la vida de don Bosco fue un continuo sucederse de audiencias hasta por las calles de Turín y en sus viajes por las diversas poblaciones a donde ((**It7.30**)) iba. Cuando le aconsejaban desentenderse de tan pesada labor, respondía: -íNo conviene! íNo me atrevo!... íPobre gente!... Muchos vienen de lejos; también ellos tienen sus asuntos y, además, debo cumplir mi misión. Y añadía:(**Es7.37**))
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