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((**Es7.369**) El Rector de la Universidad de Turín, Hércules Ricotti, profesor de historia moderna y de arte crítico, no fue el último en ser visitado por don Bosco. Ricotti, autor de muchas obras históricas, de una Historia de Europa y especialmente de Italia, gozaba de gran fama en el campo liberal. Había leído la Historia de Italia para uso de la juventud, publicada por don Bosco y había tildado de pobreza de ingenio y escasa cultura, lo que era áurea sencillez de estilo y dicción, como dijo de ella Tommaseo. Velaban además su mente las ideas opuestas a la Iglesia. Don Bosco fue varias veces a visitarle en la Universidad y en su domicilio, pero siempre se le negó la audiencia. Ricotti se consideraba personalmente ofendido por ciertos juicios de don Bosco sobre sus obras, que algunos empleados le habían calumniosamente referido. ((**It7.430**)) Intentando una última prueba fue a verle a la Universidad. Esperaba, como de costumbre, oír que el Rector estaba ocupado y no podía recibirle, cuando he aquí que una circunstancia favorable vino en su ayuda. Abrióse en aquel instante la puerta del despacho del Rector y apareció Ricotti en persona, para dar una orden al bedel. Don Bosco se plantó con toda rapidez ante la puerta por la que debía volver el Rector. En efecto, no tardó en aparecer. Conocía a don Bosco con quien, más de una vez, se había entretenido en tiempos pasados, pero aparentó ignorarlo. Don Bosco, apenas lo tuvo delante, le dijo: -Me permite una palabra? -Con quién tengo el honor de hablar? -Soy el pobre don Bosco. -íAh! Sí, sí, ídon Bosco! Ese sacerdote que ha hablado mal de mí y ha desacreditado mi Historia de Europa. -íSeñor profesor! Usted se equivoca del todo. Yo no he hablado nunca mal de su obra. -Sí, sí, íusted ha publicado que mi historia es mentirosa...! No recurramos a subterfugios, ea, hablemos claro... entendámonos de una vez y... confiese sin ambages cuanto yo afirmo... Y diciendo esto introdujo a don Bosco en su despacho. Hízole sentarse y colocándose a su lado, prosiguió: -Es verdad, sí o no, que usted se ha permitido proferir palabras inconvenientes respecto a mi obra? -Le aseguro que nunca hice, dije, ni escribí cosa alguna contra su obra. -Pero entendámonos, replicó el Rector; aprueba usted, sí o no, lo que yo expongo en mi Historia de Europa? (**Es7.369**))
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