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((**Es7.235**) también en la esquina de las calles San Mauricio y Barbaroux. Ambos pretendían el premio para sí y, como se trataba de un cuadro de valor que no era posible duplicar, al igual que se hizo con otros premios de la misma serie, se invitaba a los miembros de la Comisión ((**It7.269**)) a dar su parecer para solventar la cuestión a satisfacción de ambos pretendientes. Dió el Secretario las oportunas aclaraciones y presentó la matriz de los dos talonarios, que se reconocieron como auténticos, aun cuando uno de ellos llevaba una corrección sobre el número que demostraba su identidad. Hizo constar el Secretario que la corrección había sido hecha después del sorteo, cuando los billetes estaban ya separados de la matriz y distribuidos. Oído el parecer de cada uno de los miembros, se deliberó si sería conveniente adoptar las conclusiones expuestas por el comendador José Cotta: 1.° Que los dos talonarios con matriz, siendo iguales los billetes de los señores Negro y Silvetti, tienen el mismo derecho al premio designado por tal número. 2.° Que había que intentar la posible conciliación de los dos señores premiados sacando a suerte entre los dos el premio en cuestión y asegurando al que no fuere favorecido por la suerte las quinientas liras 1 que la Comisión se reservaba por el trabajo, después de la donación expresamente hecha y que formaba parte del primer premio, según resulta por el artículo quinto del reglamento. 3.° Que si la proposición de conciliación no tenía éxito había que hacer valorar el cuadro por profesores de la Academia o por algún técnico nombrado por el tribunal; y, colocando junto a la pintura la cantidad estipulada, se llegase al sorteo, el cual definiría, por la vía más recta y legal posible, quién era el premiado con el cuadro. 4.° Finalmente se delegaba por unanimidad al comendador José Cotta, para que se encargase de comunicar a los señores Negro y Silvetti estas decisiones, confiando en su gran caridad que llevaría a buen término aquel desafortunado incidente. Cab.° FEDERICO OREGLIA Como no se pudo llegar a un acuerdo, uno de los premiados se quedó con el cuadro y don Bosco entregó cinco mil liras al otro. Fue para él una pérdida sensible, pero la divina Providencia quería ponerle a prueba para concederle posteriormente inesperadas compensaciones. Mientras tanto, aún tuvo que soportar durante varios meses las secuelas de la Tómbola, pues le tocó responder a las cartas y enviar los premios obtenidos. Prueba de ello es la carta de una bienhechora que él conservó: ((**It7.270**)) La duquesa de Melzi Sardi saluda respetuosamente al reverendo don Juan Bosco y, al enviarle, de parte del marqués Juan Patrizi, cien liras, desearía saber si entre los números premiados de la Tómbola, cuyos boletos le mandó desde Turín, hay alguno entre el 701 y el 750 que él posee. Podrá responder al acusar recibo al 1 Quinientas liras. Supone el traductor que se trata de un error de imprenta, pues, lo mismo antes que después del Acta, se habla de 5.000 liras. (N. del T.) (**Es7.235**))
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