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((**Es7.172**) -Estoy contento de que mi mujer me haya dado aquella respuesta: realmente me la merecía; y ahora declaro y bendigo la protección de María. Esto nos debe servir de estímulo para confiar en la Virgen y no pensar que no somos escuchados porque no vayan las cosas según nuestros deseos. De otra manera, obraríamos como aquel esposo que esperaba que la Virgen devolviese la moneda a la mujer y no consideraba que la Virgen se lo restituía con creces preservandola del médico y de las medicinas. ((**It7.192**)) Así, con el nombre de la Virgen terminaba la fiesta de San Luis, porque don Bosco quería que sus hijos fueran dignos de Ella; y por esto se entretenía frecuentemente también con sus sacerdotes. La crónica de Bonetti expone los consejos que les daba a ellos: <<30 de junio 1862. Hay que prevenir a los jóvenes para cuando lleguen a los diecisiete o dieciocho años, diciéndoles: >>-Mira, vendrá una edad muy peligrosa; el demonio te prepara lazos para hacerte caer. Te dirá, en primer lugar, que la comunión frecuente es cosa de niños y no de mayores y que basta recibirla alguna vez. Luego, hará todo lo posible para mantenerte alejado de la predicación y para que te canses de la palabra de Dios. Te hará creer que ciertas cosas no son pecado. Después, vendrán los compañeros, el respeto humano, las lecturas, las pasiones, etc. íAlerta! No permitas que el demonio te robe la paz y el candor del alma, que hoy mantiene tu amistad con Dios. >>íLos jóvenes no olvidan estas palabras! Cuando sean mayores y nos los encontremos por el mundo, les diremos: >>-Recuerdas lo que antaño te decía? >>-íEs muy cierto! -responden. >>Y este recuerdo les hará mucho bien. >>Algún tiempo antes, reunidos los confesores de la casa, les recomendó mucha cautela al preguntar a los muchachos sobre materias lúbricas, para no enseñarles lo que ignoran; no negar la absolución a los reincidentes, si manifiestan alguna disposición de enmendarse; pero negar la absolución y comunión cuando este medio sirva para despertarles y hacerles entrar en sí; usar mucha severidad y hasta negar la absolución al cómplice agente, y en esto andar todos de acuerdo para impedir que los lobos causen estragos en el rebaño; ordenar al cómplice, víctima o seducido, que descubra a los superiores el lobo o los lobos en la forma que la prudencia sugiera para impedir la ofensa de Dios y el escándalo y la ruina de los demás. >>Sugirió así mismo dos advertencias: que no les doliese ((**It7.193**)) emplear el tiempo necesario para preparar con celo a los penitentes que no estuviesen preparados: que reflexionaran sobre la tremenda situación (**Es7.172**))
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