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((**Es7.144**) camino de la portezuela abierta en la cerca del Oratorio. Había ante ella un ancho foso lleno de agua corriente cubierto con un tablero. Las orugas se deslizaron sobre él, avanzaron hacia la pared de la capilla de San Luis, subieron por ella, entraron por el ventanal sobre el altar y fueron a pegarse en la cornisa y en las paredes de dicha capilla. Estas quedaron totalmente ennegrecidas con la enorme cantidad de orugas muertas que las cubrían y hubo que limpiarlas muchas veces. Todos los de la casa estaban maravillados de la inexplicable novedad. Pero el huerto de Berlaita quedó enteramente limpio. Don Miguel Rúa así lo atestigua. Don Juan Garino nos contó: <>. Una distinguida señora de Turín, anota Bonetti, expuso lo siguiente acerca de don Bosco. <((**It7.159**)) no viniese más a mi casa para evitar semejantes molestias. Mientras revolvía en mi interior este pensamiento, me dijo don Bosco de improviso: >>-En cuanto a ese muchacho, y dijo el nombre, llévelo a casa a fin de mes. >>A tales palabras, quedé fuera de mí, porque me costaba persuadirme de que hubiese leído el pensamiento en mi mente>>. Proseguía la Crónica de Bonetti resumiendo alguna charla que don Bosco había dado a los alumnos durante el mes de mayo y lo más memorable sucedido en el Oratorio. <>-Corred, saltad, divertíos cuanto queráis, mas, por caridad, no cometáis pecados>>. <<4 de mayo, domingo. Hablaba don Bosco a los muchachos sobre cómo deseaba se hiciera el mes de María, cuando cambió de repente de tema y dijo: (**Es7.144**))
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