Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.92**) profecía. La madre aguardaba ansiosa. Don Bosco tenía la mano derecha sobre la cabeza del niño y lo miraba fijamente y con afecto. -Y cuál será la suerte de este último?, preguntó la señora. -No sé si le gustará a la señora condesa la suerte de este último. -Diga tranquilamente qué le parece. Es todo una broma: -Pues bien, de éste haremos un excelente sacerdote. La noble dama palideció y, aunque en realidad era una buena cristiana, sin embargo, como si considerase una deshonra tener un sacerdote en su familia, por los prejuicios del mundo, que hacen tanta mella en el ánimo de los grandes, estrechó contra su corazón al niño como para salvarlo de una desgracia y, fuera de sí, exclamó: -Mi hijo sacerdote? íAntes que abrace semejante estado, pido a Dios que se lo lleve consigo! Fue tan grande el doloroso estupor que hirió a don Bosco, al oír estas palabras, que se levantó para retirarse. La señora ((**It6.111**)) en aquel momento de exaltación no se había dado cuenta siquiera del grave insulto que lanzaba contra quien estaba adornado del carácter sacerdotal. -Por qué quiere usted marcharse?, dijo confundida la condesa ante el gesto de don Bosco. -Creo, respondió él, que no tengo nada que hacer con una persona que tiene tan ruin concepto del estado más hermoso, más noble que pueda existir en la tierra, y estoy seguro de que Dios escuchará su insolente oración. Consternada la condesa ante aquellas palabras resueltas y aquella amenaza, balbució todavía alguna disculpa para suavizar la injuria, pero se concluyó pronto y muy secamente el coloquio. Al día siguiente, después de reflexionar sobre el disparate que había dicho, la noble dama volvía a ver a don Bosco. -Perdóneme, le dijo, mi impetuosa falta de consideración; compadezca mi posición. Es verdad que, si mi hijo se hiciese sacerdote, nos acarrearía a mí y a mi familia una gran pérdida; pero no quiero oponerme a la voluntad de Dios; estoy dispuesta, me resigno a obedecer. -Señora condesa, respondió don Bosco, usted desprecia el don más grande que Dios puede hacer a usted y a su familia, como es el de una vocación tan sublime. Es una deshonra ser elegido para el servicio de Dios? -Vuelvo a pedirle perdón; ruegue por mí. -Rezaré; pero su palabra fue tomada en cuenta por Dios en el mismo momento en que la pronunció.(**Es6.92**))
<Anterior: 6. 91><Siguiente: 6. 93>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com