Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.85**) Ved ahí, queridos jóvenes, cómo el que quiere realmente llegar a ser grande, ha de comenzar desde joven a recorrer con valentía el camino de la virtud. El que empieza bien de joven puede esperar que el Señor le ayude en todas las circunstancias de la vida; pero, si durante la juventud no cuida sus deberes religiosos, ((**It6.100**)) sino que encima se burla de los que practican, éste debe temer, y mucho, que tarde o temprano, caiga sobre él la ira de Dios. III Cuando san Felipe Neri era todavía jovencito, vivía en Florencia y solía ir a menudo al convento de los dominicos, donde había un fraile que, más de una vez, le contó el siguiente hecho: Había dos religiosos que tenían la costumbre de confesarse mutuamente antes de ir al coro a rezar maitines. Una noche quiso el demonio burlarse de ellos. A la hora señalada fue a llamar a la puerta de uno de los dos frailes, invitándolo a bajar a la iglesia. Creyendo el fraile que le había llamado el compañero, bajó y a llegar al coro vio a uno, que por su aspecto, por el hábito, por su andar parecía exactamente su compañero, que iba a sentarse en el confesonario. Se acercó él a la rejilla para confesarse según su costumbre. Mientras iba diciendo sus faltas, oyó extrañado que le respondía: -íEso no es nada! Siguió su acusación, manifestó una falta más grave y oyó la voz del confesor que repetía: -íEso no es nada! Entonces, sospechando que allí había alguna trampa, se santiguó y al momento calló la voz del confesor. Hizo una pregunta y nadie respondió. Miró y el confesor, es decir, el diablo, había desaparecido. Queridos hijos, no olvidéis la palabra que suele emplear el demonio cuando quiere induciros al pecado: íeso no es nada! Ante ciertas amistades demasiado apasionadas, que desagradan a los superiores: íeso no es nada! Ante ciertas murmuraciones contra los compañeros o contra el reglamento: íeso no es nada! Frente a las desobediencias a ciertos mandatos, las meriendas clandestinas: íeso no es nada! Se presentan a veces dudas graves sobre ciertas acciones o pensamientos, que nos ruboriza confesar y: íeso no es nada! No os digo que toméis por grave lo que es leve, pero os pongo sobre aviso para que no prestéis oído al demonio, cuando os repita que eso no es nada. Una falta nunca deja de serlo y, por tanto, hay que corregirse. Y después no olvidéis que qui spernit modica, paulatim decidet (el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco caerá). ((**It6.101**)) IV Cierto día se presentó un joven a san Macario para que le aceptara como discípulo. San Macario lo recibió amablemente y le dijo: -Ves aquel cementerio? -Sí, lo veo. -Bueno, pues ve allá, métete entre las tumbas y lanza todas las imprecaciones, todos los improperios, todas las palabras de burla que sepas y puedas inventar. -íEnseguida!, contestó el joven.(**Es6.85**))
<Anterior: 6. 84><Siguiente: 6. 86>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com