Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.769**) todas, pues muchísimos señores se hubieran dado por ofendidos de no ver su letra. Era enorme la correspondencia que debía despachar; ((**It6.1019**)) y además escribía alguna nueva Lectura Católica, y corregía las pruebas de las que se estaban imprimiendo. Y el recadero volvía en seguida a Valdocco llevando paquetes que le eran entregados y la correspondencia. El 10 de octubre, jueves, al amanecer se cantó una misa solemne con música, seguida de la bendición con el Santísimo Sacramento. Los muchachos, después del desayuno, fueron autorizados para visitar los alrededores del pueblo, siempre según la norma reglamentaria de ir en pequeños grupos y nunca solos. Pero al rato se oyó el redoble del tambor que llamaba para la salida. Saludamos al venerando huésped y pidiendo a Dios que lo recompensara, dejamos Alfiano. Al pasar cerca de Castelletto de los Merli, don Bosco nos contó las peripecias que le habían ocurrido al extraviarse por aquellos parajes el año 1841 y cómo había encontrado refugio en aquel castillo. En Ponzano, salió al encuentro de don Bosco el párroco don Francisco Ottone para saludarle e invitarle a ir a su casa, pero no fue posible aceptar por no permitirlo la escasez del tiempo disponible. Avanzábamos subiendo a un alto monte, en cuya cima está el Santuario de Crea, atendido por los frailes de la orden de San Francisco. Había determinado don Bosco hacer allí una etapa. Se había puesto de acuerdo con el ecónomo de la Diócesis, don José Crova, propietario legal del convento, donde tenía sus habitaciones, para que se nos preparara una merienda. Pero el ecónomo, que ya era anciano y le fallaba la memoria, creyó que sólo se había determinado comer en Casale y aquel mismo día fue al Seminario para los preparativos, sin pensar en la merienda. Entretanto don Bosco, mientras caminaba, había hecho correr la voz según su costumbre de que deseaba decirles una cosa muy bonita, y así que los tuvo a su alrededor, les fue contando ((**It6.1020**)) la historia del santuario que iban a visitar. Esta narración los ayudaba a llegar a la meta, haciéndoles olvidar el cansancio con la agradable curiosidad, que despertaba en su imaginación. Así que llegamos a Crea, en la misma explanada del Santuario, a eso de las dos de la tarde, tocó la banda una marcha, mientras don Bosco, sudoroso y rendido, iba a anunciar al canónigo Crova su llegada. -íNo está!, díjole su criada, que había salido a la puerta al oír el inesperado sonar de trompas. (**Es6.769**))
<Anterior: 6. 768><Siguiente: 6. 770>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com