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((**Es6.699**) no, quieren decir que algunos hechos, que precedieron a la noche, se cumplieron ya y que otros se cumplirán. A su tiempo os diré cuáles son los hechos ya cumplidos. Los higos indican grandes acontecimientos que tendrán lugar muy pronto en el Oratorio. A este respecto tendría muchas cosas que deciros, pero no es conveniente que os las comunique por ahora, lo haré más adelante. Os puedo añadir que los higos, como símbolo de los jóvenes, pueden significar también dos cosas: o maduros por haberse ofrecido a Dios en el sagrado ministerio, o maduros para ofrecerse a Dios en la eternidad>>. Séanos permitido exponer una idea nuestra personal, a saber, que entre los higos ciertamente había algunos amargos al paladar, por eso don Bosco no los quiso tomar, aunque se excusase de hacerlo aduciendo un pretexto diferente. ((**It6.926**)) Cuenta el profeta Jeremías una visión suya, en el capítulo XXIV, en estos términos: <>. El primer cesto representaba a los arrepentidos de sus culpas, a los que prometía el Señor tener misericordia con ellos. El otro, a los impenitentes, que serán exterminados por Dios, el cual protesta (capítulo XXIX, 17): <>. Que el Valle de Valcappone representase el Oratorio nos parece muy lógico, pues en él tuvo origen, o al menos en la región en que está enclavado, la Obra de don Bosco. Lo mismo representan el carro del hermano José, que fue siempre un generoso bienhechor de don Bosco y la rueda con la lente, a través de la cual vio todo lo anteriormente escrito. Los alumnos continuaron haciendo sus preguntas. Prosigue don Domingo Ruffino: >>-Y los que tenían los monos sobre las espaldas, qué quiere decir? >>-Representa, respondió don Bosco, el demonio de la deshonestidad. Este demonio, cuando quiere arrojarse encima de alguno, no se presenta por delante, sino por la espalda, esto es, oculta la fealdad del pecado, no la deja ver, lo hace aparecer como cosa de nada. Estos monos gigantescos aprietan el cuello de sus víctimas, ahogando la palabra cuando los tales desgraciados quisieran confesarse. Aquellos infelices tenían los ojos desorbitados para indicar que, quien es víctima de este pecado, no puede ver las cosas del cielo. Mis queridos jóvenes: No olvidéis aquellas tres palabras: Labor, sudor, fervor, (**Es6.699**))
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