Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.598**) el vituperio que constituía para su ilustre condición estar dedicado a tan vil servicio. Llegó a ser tan violenta la tentación que el pobre ((**It6.792**)) monje estaba resuelto a colgar los hábitos y huir del claustro. Pero, mientras lo agitaban estos pensamientos, apareciósele de noche su ángel custodio, en forma de hombre, y le dijo: >>-íVen y sígueme! >>Obedeció Liffardo y le acompañó hasta el cementerio. A sus primeros pasos entre aquellas pavorosas hileras de tumbas, a la vista de algunos esqueletos, con el hedor de tanta podredumbre, se sintió víctima de tan grande horror, que pidió al ángel el favor de retirarse. El celestial guía obligóle a seguir adelante un trecho más; después, volviéndose a él, reprochóle su inconstancia diciéndole: >>-Tú también serás dentro de poco un hervidero de gusanos, un montón de ceniza. Mira, pues, si puede resultarte dar entrada en tu corazón a la soberbia, volviendo las espaldas a Dios por no querer soportar un acto de humillación, con el que puedes comprarte una corona de gloria eterna. >>Al oír estos reproches, Liffardo se echó a llorar, pidió perdón por su falta y prometió mayor fidelidad a su vocación. Acompañóle de nuevo el ángel a su celda y desapareció, quedando el monje firme en sus sinceros propósitos hasta la muerte>>. (**Es6.598**))
<Anterior: 6. 597><Siguiente: 6. 599>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com