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((**Es6.529**) dichosísimo de poder cooperar de aquel modo mucho mejor al bien de la Archidiócesis, pero no sin ciertas reservas prudentes, como más adelante veremos. Suspendió, por consiguiente, las negociaciones con el Colegio de Cavour, dejando su reanudación para más adelante, pero tuvo que aguardar durante más de un mes la respuesta del Ayuntamiento de Giaveno, sin la cual no era conveniente tomar una determinación definitiva. Llegó ésta por fin a la Curia con un plan de convenio por escrito, tal y como había pedido don Bosco al Alcalde. Lo examinó el canónigo Vogliotti y lo envió a Lanzo, donde estaba don Bosco. Este lo devolvió con las siguientes advertencias: Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Rector: He leído atentamente la respuesta, o mejor dicho, el proyecto del Ayuntamiento de Giaveno, y aunque veo la buena voluntad de éste y yo, por mi parte, estoy dispuesto a hacer quidquid valeo (todo lo que puedo), sin embargo, no puedo asumir y garantizar todas las cargas, que se quieren imponer con la cantidad de mil liras. Lo único que me parece factible, y en lo que yo pondría cuanto puedo en el Señor, es estudiar la manera de montar un seminario únicamente para muchachos que aspiran al estado eclesiástico; ((**It6.702**)) y, renunciando a toda negociación con dicho Ayuntamiento, quedar plenamente libres para el profesorado, limitándonos a algunos titulados. Las determinaciones tomadas sobre este punto me parece que se pueden ensayar por un año, y ver lo que querrá disponer de nosotros la divina Providencia. El viernes, día 27 del corriente, estaré de vuelta en Turín, y me apresuraré para ir a verle. Concédale Dios salud y gracia y créame, como con gratitud me profeso. De su Señoría Ilustrísima y Reverendísima. Lanzo, 18 julio, 1860. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El canónigo Vogliotti, que, por amor a la paz, temía chocar con el Ayuntamiento, si las negociaciones no llegaban a buen término, resolvió trasladarse personalmente a Giaveno, e intentar llegar por todos los medios a una conclusión favorable para ambas partes. Era un paso necesario, porque el Ayuntamiento ya había hecho una solicitud formal al Ministerio de Instrucción pública para la cesión de aquel edificio escolar, apoyado por el Ministro de Gracia y Justicia. Se decía que ya estaban redactados los necesarios decretos. Escribió, pues, a don Bosco, invitándolo a que le acompañara en su viaje a Giaveno. Y don Bosco contestó: (**Es6.529**))
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