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((**Es6.519**) pues bien, atestiguaron testimonios oculares que, en los excesos de su furiosa locura, quería alimentarse con sus propias heces y en ellas se revolcaba día y noche. íQue Dios haya tenido misericordia de él! También a los instigadores y ejecutores de sus odiosas órdenes les tocó sufrir una suerte desgraciada. Dos de ellos, que dieron prueba de su gran celo en estos registros y en otros, hechos a distintas familias de la ciudad, fueron enviados en premio a su actuación poco más tarde a Bolonia como delegados de policía. Mientras redoblaban allí su solicitud para mostrarse dignos del ascenso recibido, una noche, al salir de la comisaría, ((**It6.691**)) fueron ambos alcanzados por el disparo de un trabuco, maniobrado por mano desconocida, y los dos cayeron muertos en el acto. <> Pero don Bosco tenía siempre compasión de sus enemigos, lo mismo públicos que privados. Presentamos algunos testimonios, que nos dieron de palabra y por escrito. Don Juan Bonetti: <>. Monseñor Cagliero: <(**Es6.519**))
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