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((**Es6.443**) Balma, arzobispo titular de Tolemaida y que moraba en Turín. Se hizo una gran fiesta en el Oratorio, ya que don Angel Savio era el segundo alumno de la Casa que seguía con don Bosco, después de ordenarse. >>El 4 de junio envió don Bosco a todos los clérigos del Oratorio a hacer una visita de cortesía al cardenal Corsi. Cuando volvieron se pusieron a hablar del estado de la Iglesia y don Bosco añadió: >>-Disminuyeron los males en duración, pero crecieron en intensidad>>. Hasta aquí la Crónica. Al temor de los males que se agolpaban sobre la Iglesia añadíase otro muy amargo para el corazón de don Bosco. Es él mismo quien escribió: <((**It6.589**)) por la experiencia acerca de las cosas del mundo. Aunque cenceño de constitución, vivía en continua actividad, y gozaba de suficiente grado de salud exenta de molestias; casi nunca había estado enfermo. Pero en los últimos meses, bien que gastado por los trabajos, enflaquecido por las penitencias y ayunos, no cesaba de asumir trabajos apostólicos de diverso género. Mas he aquí que, de pronto, cambia su manera de hablar, de pensar y de obrar. Manda llamar a un sacerdote con el que se había comprometido para predicar una tanda de ejercicios espirituales en san Ignacio, en Lanzo, y le dice que él no puede ir. Le preguntan por qué, y se limita a decir: >>-Más tarde lo sabréis. >>Renuncia a toda ocupación ajena a la Residencia Sacerdotal; a los mismos enfermos, a quienes solía visitar con gran caridad, los recomienda y confía a otro sacerdote para que se cuide de ellos, y él, casi siempre encerrado en su habitación, termina sus disposiciones testamentarias y pone en orden todas sus cosas, como si hubiese de partir para la eternidad>>. Don Bosco andaba pensativo; rezaba y mandaba rezar. También rezaban por el mismo don Bosco sus numerosos amigos, esparcidos ya por muchas regiones de Italia, pues no sabían cuáles podrían ser las consecuencias de los registros y la suerte que le esperaba al siervo de Dios, a quien muchos seguían creyéndole en la cárcel. Fue, pues, menester, para calmar los ánimos alarmados de muchos y buenos cristianos, dar un mentís rotundo a los periódicos sectarios. En consecuencia, publicó Armonía del 3 de junio el siguiente articulito: (**Es6.443**))
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