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((**Es6.376**) Emilia, o sea Parma, Módena y Legaciones, a manifestar a través de un referéndum sus deseos sobre el Gobierno de preferencia, y se obtuvo el resultado apetecido, que era de prever. Una inmensa mayoría votó por la anexión al Piamonte. El caballero Farini, dictador de Emilia, presentaba ante el Rey del Piamonte los votos del referéndum, el 18 de marzo, y lo mismo hacía con los de Toscana, el día 22 de marzo, su dictador el barón de Ricasoli. Ambos fueron recibidos jubilosamente en presencia de las primeras autoridades del Gobierno y quedó sancionada la deseada unión por medio de dos decretos que las declaraban provincias integrantes del Reino de Saboya. >>Aquellas noches se iluminaron los edificios públicos de Turín, pero fueron muy pocos los privados que, a pesar de la invitación del Alcalde, pusieron luces en sus ventanas. El Ministerio había manifestado a la Curia su deseo de que el domingo, 25 de marzo, se cantara un tedéum en la catedral, pero el Vicario General, el canónigo Fissore, se negó rotundamente a ello. Sin embargo, lo cantó en Turín un párroco con su título de caballero y en Chieri, el Cabildo de la Cátedral junto con el Rector del Seminario, que fue depuesto en seguida de su cargo por la Curia diocesana. Quiso el Gobierno que se festejaran aquellas anexiones por todo el Reino. En Milán se echaron las campanas a vuelo, pero ((**It6.498**)) al primer volteo cayóse el badajo de una campana y se rompió la cuerda de otra. La campana mayor de la Torre de Génova, que sonaba en tiempos de la República para la reunión de asambleas populares y al presente en las fiestas de la Constitución y de la Iglesia, aquel día se hendió al primer toque. >>El día 24 de marzo el Rey cedía Niza y Saboya a Francia, por medio de un tratado que se aprobaba el 29 de mayo por las Cámaras y se confirmaba por un plebiscito que dio el resultado que quiso Napoleón, acompañado de promesas y amenazas. Era el premio por haber ayudado al Piamonte en su empresa. >>Finalmente, el día 4 de abril se celebró la primera sesión del Parlamento bajo la presidencia del general Zanón Quaglia, decano por edad; pero aquel mismo día sucedió un caso terrorífico dentro y fuera del salón de sesiones. A eso de las tres y media de la tarde, después que el Presidente hubo proclamado los diputados de Bolonia y de Rávena, capitales de las Legaciones Pontificias, fulminado por un ataque apoplético, se desmayó y cayó; hubo que cerrar al momento la sesión. Los cuestores y secretarios llevaron semivivo al Presidente a una sala próxima, donde le hicieron sangrías; pero el pobrecito moría dos días más tarde.>> Entretanto don Bosco, para extender más su radio de acción (**Es6.376**))
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