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((**Es6.247**) ramillete de florecillas para ofrecérselo después a María el día de su fiesta. De qué modo? Recogiendo una cada día. Y cómo hacerlo ahora que no hay flores en el campo? En vuestro corazón. Y qué flor? Una pequeña virtud para practicar cada día en honor de María Santísima Inmaculada. Cumplid todos esta florecilla de modo que el día de la gran fiesta haya tantos ramilletes cuantos sois vosotros, y que en ninguno falte una flor. Estad seguros de que le será muy grato a María Santísima vuestro regalo. 30 de noviembre La florecilla para mañana será: Daré un buen consejo a un compañero. Hay mil ocasiones para hacer esta obra de caridad. Si un perezoso, un murmurador, uno poco recatado en sus palabras, un pendenciero tuviera a su lado quien le dijera una buena palabra, ícuánto mal podría impedirse, cuánto bien podría realizarse! Aconsejar una visita a la iglesia, ir a confesarse, hacer una buena lectura, ícuántas veces es el principio de la eterna salvación de un muchacho! Y el que recibe el consejo, recíbalo bien. No siempre se puede encontrar un buen consejo, y debemos considerarnos afortunados cuando lo podemos tener. Si alguno de vosotros me lo da a mi, me dará un gran gusto y le prometo gratitud eterna. Mientras tanto yo os lo doy a vosotros. Daré uno en general para todos y otro en particular para cada uno. El general es éste: Ad quid venisti? (A qué has venido?) Cuando san Bernardo dejó la casa paterna para retirarse a hacer una vida santa en un convento, escribió en todos los lugares por donde debía pasar: Ad quid venisti? Y pensad: Ad quid venisti a este mundo? Para amar y servir a Dios y ganarte el Paraíso. Si haces otra cosa estás fuera de camino. Ad quid venisti a este Oratorio? He venido para estudiar, para adelantar en la ciencia y en la piedad, para conocer cuál es mi vocación; si no saco este provecho, he perdido el tiempo. ((**It6.320**)) 1 de diciembre La florecilla para mañana es ésta: Haré una visita a Jesús Sacramentado. Si una persona tenida por veraz fuera a una plaza y dijera a la gente que está allí en ociosa conversación: Id a aquella colina y encontraréis una riquísima mina del oro más puro y podréis juntar sin ningún trabajo cuanto queráis; decidme: habría uno sólo que, alzando lo hombros, dijera que le importan poco aquellas riquezas? Todos correrían a porfía. Pues bien, no está en el Sagrario el tesoro más grande que pueda hallarse en el cielo y en la tierra? Por desgracia los hombres ciegos no lo conocen, pero es cierto, certísimo, es de fe que hay en él inmensas riquezas. Los hombres sudan por alcanzar dinero; pues bien, en el Sagrario está el dueño de todo el mundo. Todo lo que le pidáis y os sea necesario, El os lo concederá. Necesitáis salud? Necesitáis memoria, entender las lecciones, hacer bien los deberes? Necesitáis fuerza para soportar las tribulaciones, auxilio para vencer las tentaciones? Está amenazada vuestra familia por una desgracia, preocupada por alguna enfermedad de alguien, necesitada de una gracia especial? De quién depende la pequeña fortuna de vuestra casa?Quién manda al viento, a la lluvia, al granizo, a la tempestad, a las estaciones? No (**Es6.247**))
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